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Introducción a las ‘megamenazas’ de Roubini
A todos nos encanta oír una historia misteriosa antes de acostarnos, sobre todo si viene de la mano de un economista de renombre como Nouriel Roubini. Pero cuando la trama se enmarca en nuestras finanzas, entramos en una novela de suspense.
Roubini, conocido por ser de los pocos que pronosticó la crisis de 2008, vuelve a ponernos en guardia. Presenta un nuevo monstruo que acecha desde las profundidades del sistema económico global: la «stagflation«. No es una palabra para charlas de cocktail, desde luego, pero sin duda atraerá a aquellos con cierto interés en el tema.
La stagflation, un espectro que muchos creíamos exorcizado, es la extraña fusión de dos enemigos habituales de una economía sana: el estancamiento económico y la inflación elevada. Por increíble que parezca, estos dos elementos, que normalmente no coexisten, parecen haberse aliado para sacudir los mercados financieros.
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El distinguido Roubini nos pinta un futuro lleno de «superamenazas» económicas, donde la stagflation aparece como el villano final en este complicado videojuego económico. Pero, ¿cómo puede ser? ¿No es acaso un sistema económicamente paralizado la antítesis de una inflación elevada y constante?
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Roubini desgrana que, de llegar a un 5% de inflación de media, más del doble de lo ideal según la Fed, los rendimientos de los bonos a largo plazo tendrían que escalar hasta un estelar 7.5% para generar un retorno real del 2.5%. Aquí está el quid de la cuestión: una subida así puede hundir el precio de los bonos hasta un 30%. Traducción: un aumento en los rendimientos supondría un desplome en el precio. ¿El resultado? Un panorama desolador para las acciones, que nos arrastraría a un «mercado bajista» de respeto. ¿Estáis preparados?
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Estos factores, unidos a una fuerza laboral envejecida, un retroceso en la globalización y un aumento del gasto público (guerras, adaptación al cambio climático) crean el cóctel perfecto para que la stagflation reaparezca como la invitada no deseada en nuestra economía global.
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Y por si no fuera suficiente, debemos considerar que los gobiernos y prestatarios privados han acumulado enormes deudas en los últimos años. Imaginad la magnitud de esa resaca. Esta «trampa de la deuda» podría provocar recesiones entre aquellos más endeudados si se elevan las tasas de interés para combatir la inflación. Es la caja de Pandora que los gobiernos no querrán abrir bajo ninguna circunstancia.
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Incluso algunos analistas sugieren que esta deuda pública y privada podría conducir a futuros impagos, a menos que se pise el freno de la deuda.
En resumen, Roubini nos plantea un futuro incierto donde los inversores tendrán que adaptarse y prepararse para una era de cambiantes y desafíos sin precedentes. Tendrán que lidiar con un posible huracán económico que, aunque indeterminado, no es en absoluto imposible. Con una buena estrategia y un plan sólido, podemos afrontarlo. Y como suele decirse, tras la tormenta, siempre llega la calma.
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Entender la ‘stagflation’ y sus posibles efectos
La «stagflation» puede parecer un término lejano, casi olvidado, habitante de los desvanecidos años ’70. Sin embargo, no es momento de evocar la nostalgia de pantalones acampanados y música disco, toca hablar en serio. Según Roubini, la «stagflation» ha retornado para quedarse. Pero, ¿qué significa exactamente? En términos más precisos, es un escenario que entremezcla inflación y estancamiento económico, resultando en un peligroso y volátil cóctel macroeconómico.
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Roubini nos alerta: estamos atravesando la era de las «mega amenazas». Las economías deben ser proactivas y prepararse para la «stagflation», un periodo de estancamiento económico sazonado con una exacerbada inflación: tus productos de consumo diario pueden empezar a costar como salidos de una tienda de lujo, mientras que tu salario sigue sin experimentar cambios desde la era pre-Covid.
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Según apunta Roubini, si decidimos sostener la inflación en el 5% en lugar del anhelado 2% fijado por la Reserva Federal, necesitaríamos aumentar los rendimientos de los bonos a largo plazo hasta un 7.5% para preservar el retorno real. Imagina entonces qué ocurriría si los rendimientos del tesoro se disparan desde el actual 4.5% a un 7.5%: los precios de los bonos podrían desplomarse alrededor de un 30% y nos veríamos inmersos en un devastador escenario bajista. Aquí, señores, todo deja de ser jocoso.
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La ecuación se torna más compleja aún al añadir factores como el envejecimiento de la fuerza laboral, la desglobalización o el aumento del gasto gubernamental en áreas como defensa y adaptación al cambio climático. Todos estos elementos contribuyen a configurar este cóctel de «stagflation», cuya combinación de ingredientes parece superar la complejidad de cualquier pócima presente en la saga de Harry Potter.
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Además, la acumulación de deuda no es un fenómeno exclusivo de los gobiernos. Los prestatarios privados han engordado sus niveles de endeudamiento, generando poco más que castillos de deuda suspendidos en el aire, riesgo latente de una trampa de deuda que podría atrapar a los propios bancos centrales. Si intentamos moderar la inflación a través de un incremento de las tasas de interés, los prestatarios altamente apalancados podrían ubicarse en recesión. Este sería un escenario de una naturaleza tan aterradora como la economía de terror que Roubini tiene por costumbre analizar.
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Finalmente, algunos países podrían permitirse una inflación más elevada para erosionar la deuda nominal, mientras otros analistas predicen que el continuado incremento de la deuda pública llevará inexorablemente a incumplimientos a no ser que se logre una reducción de la proporción de deuda. Es decir, o pagas más por la barra de pan o te enfrentas al abismo del impago. Ante eventualidades de tal calado, hasta la misma bola de cristal de Roubini quedaría opaca.
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Por lo tanto, es esencial mantener los ojos abiertos ante la amenaza del estancamiento económico y la inflación. Es posible que estemos a las puertas de un retorno protagonista de la «stagflation» a escala global. Y teniendo en cuenta lo que nos advierte Roubini, esa función está lejos de ser una comedia. Por tanto, conviene estar preparados y tener presente que «es mejor prevenir que curar». Al menos, hasta que la gira de la «stagflation» decida llevarse su espectáculo a otros lugares.
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Causas de la alta inflación y el estancamiento económico
Arturo Pérez-Reverte se alinea una vez más con la economía global para descifrar su intrincado enigma. Este nuevo vidente financiero, a quien muchos siguen, ha enumerado una serie de factores que, en su opinión, mantendrán la inflación viva por un largo tiempo. Así que, siéntate y presta atención, porque este pronóstico parece ir a largo plazo.
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En primer lugar, destaca a una fuerza de trabajo envejecida, ociosa en sus faenas mientras el tiempo transcurre. Se sugiere que una población envejecida podría ser uno de los factores que alimentan a la inflación. Podría ser que nuestras décadas doradas nos dejen más que simples canas. La inmutable marcha de la vida parece ser un lastre para nuestras economías.
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Pero el tiempo, en su avance inexorable, no es la única amenaza presente. Pérez-Reverte también señala el fin de la desglobalización como uno de los grandes enfrentamientos en este drama, con la inflación como protagonista central. Podríamos presenciar cómo las banderas de distintos países comienzan a ondear sobre su propio territorio, construyendo barreras que solo avivan aún más las flamas de la inflación.
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En esta coyuntura, los gobiernos se ponen sus mejores trajes para bailar con la siempre caprichosa dame de la inflación. Sí, el aumento en los gastos gubernamentales, especialmente en áreas tan candentes como la guerra y la adaptación al cambio climático, son otros factores a tener en cuenta en este cóctel inflacionario.
Pero, ¿adivinen qué? No solo aquellos con corbatas son responsables. Los prestatarios privados también se han apuntado a la fiesta, convirtiendo las deudas en una especie de red financiera compleja que puede resultar en una trampa fatal para los bancos centrales si las tasas de interés deciden apretar las tuercas. Sí, me refiero a la temida «trampa de la deuda», esa pesadilla que puede acechar justo debajo de nuestra cama.
¿La solución a este titán con múltiples frentes? Algunos países podrían permitirse un nivel de inflación más alto para desgastar la deuda nominal. Mientras tanto, otros analistas consideran que se debería ajustar el cinturón y reducir los niveles de deuda antes de que el gasto público nos empuje a un banquete de impagos. Lo que parece claro es que la situación no es para crear un ambiente festivo. Así que, amigo lector, tome notas y prepare su agudo juicio de inversor para enfrentar los difíciles tiempos que se avecinan.
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Consecuencias y reacciones a la ‘megamenaza’
Si creías que 2022 había sido vigoroso, la advertencia de Nouriel Roubini hace que parezca un tranquilo paseo dominical. Desde sus profundos análisis, nos señala una era de «megamenazas«. Pero, ¿a qué se refiere exactamente?
- El término «stagflation», un amargo cóctel de estancamiento económico y fuerte inflación, es el centro de la visión de Roubini. Las repercusiones para el mercado financiero son tan agradables como un trago de ginebra derramado en la camisa justo antes de un evento destacado.
- Visualiza este panorama: la inflación media no se mantiene en el comedido 2% al que aspiraba la Reserva Federal, sino que pierde el control y se eleva a un delicioso 5%. Para los prudentes inversores que adquirieron bonos a largo plazo con la esperanza de obtener un rendimiento real del 2.5%, las cuentas solo cuadran si los rendimientos se acercan al impresionante 7.5%. ¿Cómo lo ve el mercado? Pues, prácticamente como a un lobo en una convención de ovejas, y comienza a atisbarse una caída de los precios de los bonos del 30% y entramos en un «mercado bajista» en toda regla.
- Pero los argumentos de Roubini para sustentar esta tétrica perspectiva van más allá de un sinsabor en los rendimientos. Habla de una fuerza laboral envejeciendo, una deglobalización en marcha e incluso un incremento en el gasto público por aspectos como el cambio climático. De este revuelto ha surgido un monstruo tenebroso: la «trampa de la deuda«. Los deudores, sean gobiernos o privados, se han lastrado con una deuda cuyo corsé amenaza con oprimir si los bancos centrales intentan contener la inflación aumentando las tasas de interés.
- En este escenario, ¿cómo se equilibran los países sobre esta cuerda? Aquí es donde la característica propia de cada política económica toma relevancia. Ciertamente, algunos podrían optar por permitir una mayor inflación, en un vano intento por desgastar la deuda nominal. Mientras que otros vaticinan sombríamente que la excesiva deuda y el gasto público provocarán inexorablemente impagos, a no ser que se logre reducir drásticamente el endeudamiento. Parece que, según Roubini, nos espera una intensa travesía financiera, con poco más que un trozo de perejil para roer. Que aproveche.
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Conclusión: Preparándose para el Futuro
Aunque pueda resultar complicado imaginar el panorama que Nouriel Roubini plantea sobre la inflación elevada y el estancamiento económico -preciso guión para una cinta de cine financiero futurista-, no se puede ignorar su rigurosa argumentación. Nos hallamos en territorio inexplorado, y no cabe descartar la posibilidad de que los cósmicos espectros de la «stagflation» y las «megamenazas» se hagan reales.
No debemos olvidar que no hablamos de una figura cualquiera. Nouriel Roubini es quien anticipó la crisis financiera de 2008. Cuando él se pronuncia, los mercados financieros afinan el oído; y los inversores sagaces, como vosotros y yo mismo, obramos en consecuencia.
Si la inflación persistente decide tomar asiento en el 5%, tal como sugiere nuestro perspicaz Nouriel, el horizonte financiero se transformará. Los bonos podrían pierde hasta un 30% de su valor y las acciones quedar varadas en un «mercado bajista» digno de figurar en los libros de historia.
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Por supuesto, todos confiamos en que los bancos centrales tengan alguna carta guardada en la chistera para eludir la temida «trampa de deuda
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Pero si la salida implica incrementar las tasas de interés, podríamos ver una recesión entre los deudores más comprometidos. Un bucle cruel, como los que caracterizan las tramas de Robert Kiyosaki.
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Finalmente, es imprescindible prepararnos para lo que se avecina. Para un avezado desentrañador de los enigmas económicos como tú, esto no debería suponerte un obstáculo. Tu preparación comienza aquí, con la información de este blog, al paso de las tendencias globales más recientes
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Pero leer no basta, debes actuar, repasar tus inversiones, estar listo para la volatilidad y, por encima de todo, diversificar para aminorar riesgos.
No olvides que, incluso en las situaciones más sombrías, siempre se abre la puerta a aprovechar las oportunidades. Así que mantén la calma, prepárate y observa. Aquí estaré para mantenerte informado, compartir contigo las ironías de la economía y acompañarte, con mi peculiar hondura, en el reto de descifrar este laberinto financiero en continua transformación. Si Roubini acierta, podríamos estar ingresando a una era de ‘megamenazas’, pero como expertos jugadores de este Monopoly global, nos hallamos prestos para adaptarnos y triunfar.
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Inflación y estancamiento económico: Las ‘megamenazas’ de Roubini
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