Hamburguesas y filetes son un gran problema climático
Las hamburguesas y filetes que tanto disfrutamos pueden tener graves repercusiones para el medio ambiente. Según un artículo de CNN, si consideráramos a los mil millones de vacas del mundo como un país, ocuparían el tercer lugar en la lista de los mayores contaminantes climáticos, después de China y Estados Unidos. Esto se debe a que las vacas emiten metano a través de su proceso digestivo, y además, se deforestan millones de acres de bosques cada año para alimentar a estos animales.
Pero, ¿y si te dijera que hay una forma de manejar el ganado que podría ser una solución para reparar la Tierra? El profesor de la Universidad Estatal de Arizona y cineasta Peter Byck lo cree así. Él propone una práctica llamada «Pastoreo Adaptable Multi-Cercado» o «AMP», por sus siglas en inglés. Esta técnica imita cómo los búfalos, alces y ciervos salvajes se alimentaban de forraje en la antigua América del Norte, y con solo su estiércol y pezuñas, construían una capa de suelo fértil de hasta 15 pies de profundidad en las Grandes Llanuras.
En lugar de permitir que las vacas pasten durante meses en un mismo campo, los ganaderos utilizan una cerca eléctrica para agrupar al ganado en áreas más pequeñas y maximizar la distribución de estiércol. Luego, mueven al rebaño a la siguiente zona con pastos altos en uno o dos días. De esta manera, los animales consumen parte del forraje, pisan el resto y cubren el suelo para mantenerlo húmedo y promover el crecimiento de microorganismos.
Este enfoque contrasta con la práctica común de alimentar al ganado en un solo campo durante largos periodos de tiempo. La agricultura convencional, con el uso de fertilizantes, pesticidas y el sobre pastoreo, ha dejado grandes extensiones de suelo sin vida, incapaces de retener carbono bajo tierra.
Para comprobar la eficacia de esta técnica, Byck llevó a cabo un estudio en cinco pares de granjas vecinas en el sureste de Estados Unidos. En un lado del experimento, encontró a agricultores convencionales que fertilizaban el pasto con nitrógeno y lo cortaban para heno. Del otro lado de la cerca, estaban los ganaderos que practicaban el pastoreo AMP, sin necesidad de fertilizantes ni siega.
Aunque los resultados del estudio aún no han sido publicados ni revisados por pares, los datos preliminares muestran que las granjas que practican el pastoreo AMP capturan hasta cuatro veces más carbono que las granjas convencionales y sus vacas emiten hasta un 10% menos de metano. Además, se encontró un 25% más de microorganismos en el suelo, un 33% más de diversidad de insectos y tres veces más aves de pastizal en las granjas AMP. Estas granjas también absorbieron más del doble de agua de lluvia por hora en comparación con las granjas convencionales.
El documental «Roots So Deep You Can See the Devil Down There» muestra los resultados de este estudio y plantea la pregunta de si la ciencia y una conversación respetuosa son suficientes para convencer a los agricultores y ganaderos arraigados en sus métodos tradicionales. En una escena conmovedora, un agricultor que ha manejado su granja de la misma manera durante generaciones se sorprende al descubrir que el pastoreo AMP puede eliminar la necesidad de fertilizantes.
Aunque aún queda mucho por investigar y confirmar, la propuesta de cambiar la forma en que manejamos el ganado podría tener un impacto significativo en la reducción de la huella climática de la industria cárnica. Quizás, permitir que la naturaleza haga su trabajo y aprovechar los beneficios de una práctica ancestral sea el camino hacia una solución sostenible.
¿Podrían ser las nuevas prácticas de pastoreo la respuesta?
En un mundo lleno de soluciones potenciales para la crisis climática, suena como un titular sensacionalista: «Cómo este extraño truco de las vacas puede mejorar el suelo, el agua, la vida silvestre y la riqueza de los agricultores mientras extrae toneladas de dióxido de carbono del cielo». Con el metano saliendo de sus 4 mil millones de estómagos y los 12 millones de acres de bosques talados en el mundo cada año para alimentarlos, se estima que si los 1 mil millones de vacas del mundo fueran un país, ocuparían el tercer lugar detrás de China y Estados Unidos en la lista de contaminantes que afectan al cambio climático.
Pero el profesor y cineasta Peter Byck, de la Universidad Estatal de Arizona, cree que simplemente cambiando la forma en que las vacas son pastoreadas, pueden convertirse en aliadas útiles para reparar la Tierra. «Anticipo mucha resistencia», dijo mientras paseaba por una idílica granja orgánica en Tennessee. «Porque la gente no piensa que las vacas puedan ser parte de la solución».
Byck llama al truco «Adaptación Multi-Pastoreo» o «AMP» en inglés, pero en realidad es una nueva forma de practicar una antigua relación entre los animales y la tierra. Conocida como «pastoreo masivo» en el Reino Unido, esta técnica alimenta al ganado de forma que imita cómo millones de bisontes, alces y ciervos salvajes pastaban en América del Norte y, con su estiércol y pezuñas, construían una capa de suelo rico y fértil en las Grandes Llanuras de hasta 15 pies de profundidad.
En lugar de la práctica común de permitir que las vacas pasten durante meses en un solo campo grande, los agricultores que practican el AMP utilizan una sola cerca eléctrica para agrupar a su rebaño en áreas más pequeñas y maximizar la distribución del estiércol, luego los mueven al próximo parche de pasto alto en uno o dos días. «Los animales barren un área intensamente y luego la dejan durante mucho tiempo», explica Byck. «El truco consiste en comer la mitad del forraje como nosotros comemos las puntas de los espárragos, pisotear el resto y cubrir el suelo para que se mantenga húmedo y los microorganismos prosperen».
Esta no es la forma en que se alimenta a la gran mayoría de las aproximadamente 100 millones de vacas en Estados Unidos. Después de generaciones de uso de fertilizantes y pesticidas, labranza y pastoreo excesivo, millones de acres de suelo naturalmente rico se han convertido en tierra estéril, carente de los microorganismos e insectos que crean un sistema saludable y que no pueden retener el carbono bajo tierra.
Por eso, Byck organizó un estudio inédito de cinco pares de granjas vecinas en el sureste de Estados Unidos, para medir desde la salud de los microorganismos y la vida de las aves hasta la infiltración de agua de lluvia, la diversidad de insectos y los gastos de las granjas. Aunque los resultados aún no han sido publicados ni revisados por pares, Byck afirma que cuenta con datos preliminares que demuestran que las granjas que practican el AMP retienen hasta cuatro veces más carbono que las granjas convencionales y sus vacas emiten hasta un 10% menos de metano.
El suelo tocado por las pezuñas, en lugar de las máquinas de laboreo, contiene un 25% más de microorganismos, una diversidad de insectos un 33% mayor y tres veces más aves de pradera. Con un suelo más esponjoso, las granjas que practican el AMP absorben más del doble de agua de lluvia por hora. Incluso aunque los agricultores convencionales gasten grandes cantidades de dinero en fertilizantes, los niveles de nitrógeno son más altos en las granjas donde los animales esparcen su propio estiércol.
La serie documental creada por Byck, llamada «Suelos tan profundos que puedes ver al demonio en ellos» (traducción aproximada), destaca si la ciencia y las conversaciones respetuosas son suficientes para ganarse los corazones y las mentes de los agricultores que se aferran a sus viejas costumbres. Los momentos más emotivos ocurren cuando los vecinos de toda la vida cruzan la cerca por primera vez. «¿Sería interesante si no tuvieras que pagar por fertilizantes?», le pregunta Byck a Prentiss Ferguson, un ganadero de Misisipi cuya granja se ha gestionado de la misma manera durante generaciones. «¿No sería maravilloso?», responde Ferguson sonriendo.
La idea de que las vacas pueden ser parte de la solución para el cambio climático ha sido respaldada por Pat Brown, fundador y CEO de Impossible Foods. Según él, «las vacas son la industria más destructiva de la Tierra». En 2020, lanzó al mercado una alternativa a la carne tan convincente que las hamburguesas imposibles pasaron de estar disponibles en un solo restaurante a más de 30,000 en un abrir y cerrar de ojos.
Si las prácticas de pastoreo se modifican para seguir el modelo del AMP, las vacas pueden convertirse en aliadas en la lucha contra el cambio climático y la restauración del medio ambiente. La ciencia respalda esta idea, y cada vez más agricultores están empezando a adoptar estas nuevas prácticas. Solo el tiempo dirá si las nuevas prácticas de pastoreo se convertirán en la respuesta para reducir la huella de carbono de la industria ganadera y proteger el medio ambiente para las generaciones futuras.
Un estudio sobre el impacto positivo de cambiar la forma en que se alimentan las vacas
Un estudio reciente sugiere que cambiar la forma en que se alimentan las vacas podría tener un impacto positivo en el medio ambiente. Según el artículo «Hamburgers and steaks are a big climate problem. Could new grazing practices be the answer?» de CNN, se estima que si las 1.000 millones de vacas del mundo fueran un país, ocuparían el tercer lugar en la lista de los contaminadores que contribuyen al cambio climático, después de China y Estados Unidos.
Sin embargo, el profesor de la Universidad Estatal de Arizona y cineasta Peter Byck cree que cambiar la forma en que se pastorea al ganado puede convertirlo en un aliado para la reparación de la Tierra. Byck ha desarrollado una técnica llamada «Pastoreo Adaptativo de Múltiples Paddocks» o «AMP», que imita cómo los bisontes, alces y ciervos salvajes se alimentaban en la antigua América del Norte y construyeron suelos ricos y fértiles mediante la distribución de estiércol y el pisoteo del terreno.
En lugar de permitir que las vacas pasten durante meses en un solo campo, los ganaderos que practican AMP utilizan cercas eléctricas para agrupar a su rebaño en áreas más pequeñas, maximizando la distribución de estiércol. Luego, mueven al ganado a la siguiente área con pasto alto en uno o dos días. Al consumir solo la mitad del forraje y pisotear el resto, las vacas ayudan a mantener el suelo húmedo y permiten que los microbios prosperen.
Aunque esta técnica no es común en la mayoría de las granjas de Estados Unidos, ha demostrado resultados prometedores. Según Byck, los estudios preliminares muestran que las granjas que practican AMP retienen hasta cuatro veces más carbono que las granjas convencionales cercanas. Además, las emisiones de metano de las vacas se reducen hasta en un 10%. Estas granjas también albergan un 25% más de microbios en el suelo, un 33% más de diversidad de insectos y tres veces más aves de pastizales.
El importante impacto positivo del pastoreo adaptativo se debe a su capacidad para promover la salud del suelo y aumentar la diversidad de la vida silvestre. Además, las granjas que practican AMP absorben el doble de agua por hora en comparación con las granjas convencionales. Estos resultados respaldan la idea de que cambiar las prácticas de pastoreo puede tener un efecto significativo en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la restauración de los ecosistemas agrícolas.
Aunque se necesita más investigación para respaldar completamente estos hallazgos, el documental «Roots So Deep You Can See the Devil Down There» ha proporcionado evidencia inicial de los beneficios del pastoreo adaptativo. El cineasta Peter Byck ha presentado estos resultados a los agricultores convencionales en un intento de ganar adeptos a esta nueva técnica. Algunos agricultores ya han expresado su asombro ante los resultados, como en el caso de Prentiss Ferguson, un ganadero convencional de Mississippi que quedó impresionado con los logros de su vecino que practica AMP.
El desafío ahora es convencer a los agricultores y ganaderos de adoptar estas prácticas más sostenibles. Aunque el cambio puede parecer difícil, es importante comprender que el ganado puede desempeñar un papel en la solución del cambio climático. Como afirmó el fundador y CEO de Impossible Foods, Pat Brown, «las vacas son la industria más destructiva de la Tierra». Sin embargo, al implementar prácticas de pastoreo adaptativo, podemos aprovechar el poder de estas criaturas para reparar el suelo, mejorar la calidad del agua y aumentar la vida silvestre, al tiempo que reducimos las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los resultados preliminares de los estudios realizados hasta ahora respaldan la idea de que cambiar la forma en que se alimentan las vacas puede tener un impacto significativo en la lucha contra el cambio climático. Implementar prácticas sostenibles, como el pastoreo adaptativo, es una oportunidad para mejorar la calidad del suelo, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover ecosistemas más saludables.
Este nuevo enfoque representa una esperanza para combatir la crisis climática mientras se garantiza la sostenibilidad de la industria ganadera. A medida que más agricultores y ganaderos se involucren en estas prácticas, podríamos dar un paso adelante en la dirección correcta hacia un futuro más verde y equilibrado para nuestro planeta.
La técnica del pastoreo adaptativo en múltiples parcelas o AMP
En un mundo repleto de soluciones potenciales para la crisis climática, parece una historieta para llamar la atención: cómo un truco extraño con las vacas puede mejorar el suelo, el agua, la vida silvestre y la riqueza de los agricultores a la vez que elimina toneladas de carbono del cielo.
Con el metano que brota de sus cuatro mil millones de estómagos y los 12 millones de acres de bosques talados en todo el mundo cada año para alimentarlos, se estima que si los mil millones de vacas del mundo fueran un país, estarían en tercer lugar de la lista de contaminantes que cambian el clima, después de China y Estados Unidos.
Pero Peter Byck, profesor de la Universidad Estatal de Arizona y cineasta, cree que cambiando simplemente la forma en que se pastorean, las vacas pueden ser aliadas útiles en la reparación del planeta.
“Anticipo que habrá mucha resistencia,” dijo mientras paseaba por una idílica granja orgánica en Tennessee. “Porque la gente no piensa que las vacas puedan ser parte de la solución.”
El llama a este truco “Pastoreo Adaptativo en Múltiples Parcelas” o “AMP” por sus siglas en inglés, pero en realidad es solo un nuevo nombre para una antigua relación entre los animales y la tierra. También conocido como “pastoreo masivo” en el Reino Unido, la técnica alimenta al ganado de manera similar a como millones de bisontes, alces y ciervos salvajes masticaban plantas silvestres por toda América del Norte y, solo con sus heces y sus pezuñas, construían una capa de suelo fértil de hasta 15 pies de profundidad en las Grandes Llanuras.
En lugar de la práctica común de dejar a las vacas pastar durante meses en un gran campo, los agricultores que utilizan el AMP utilizan una línea de cercado eléctrico para empacar a su rebaño en áreas más pequeñas y maximizar así la distribución del estiércol, luego los mueven a la siguiente parcela de hierba alta en uno o dos días.
“Los animales consumen una zona intensamente y luego la dejan por mucho tiempo,” explicó Byck. “El truco consiste en comerse la mitad del forraje, como comemos las puntas de los espárragos, pisotear el resto y cubrir el suelo para que se mantenga húmedo y los microorganismos prosperen.”
No es la forma en que se alimenta a la inmensa mayoría de las aproximadamente 100 millones de vacas de Estados Unidos. Y después de generaciones de uso de fertilizantes y pesticidas, labranza y sobre pastoreo, millones de acres de suelo naturalmente rico se han convertido en tierra sin vida, desprovista de los microorganismos e insectos que crean un sistema saludable y que son incapaces de fijar el carbono y almacenarlo bajo tierra.
Byck descubrió por primera vez el poder de los suelos saludables para capturar carbono mientras realizaba el documental “Nación de Carbono” y, en 2014, reunió a un equipo de científicos para llevar a cabo un estudio, el primero de su tipo, en cinco pares de granjas vecinas en todo el sureste de Estados Unidos.
En un lado del experimento estaban los granjeros convencionales que fertilizan el pasto con nitrógeno costoso y lo cortan para hacer heno, mientras que al otro lado de la cerca o a solo unos pasos de distancia, se encontraban los pastores AMP que nunca cortan ni fertilizan.
Entre 2018 y 2022, el equipo midió todo, desde la salud de los microorganismos y la vida de las aves hasta la infiltración de agua de lluvia, la diversidad de insectos y los gastos de las granjas. Para pagar el estudio, Byck solicitó subvenciones y se acercó a empresas como Exxon y Shell, que financiaron parte del equipo de medición de metano, y McDonald’s, que contribuyó con una subvención de $45 millones de dólares.
Después de filmarlo todo, el resultado es una serie documental de cuatro partes titulada “Raíces tan Profundas que se Ve al Diablo Allí Abajo,” un título proporcionado por el ganadero convencional de Mississippi, Prentiss Ferguson, cuando se dio cuenta de que su vecino que hacía pastoreo AMP lo superaba en todos los aspectos.
Aunque la ciencia está aún en proceso y los resultados aún no se han publicado ni revisado por pares, Byck dice que tiene datos preliminares que indican que las granjas AMP eliminan hasta cuatro veces más carbono que los pastores convencionales de al lado y que sus vacas emiten un 10% menos de metano.
El suelo pisado por las pezuñas contiene un 25% más de microorganismos, un 33% más de diversidad de insectos y tres veces más aves de pastizal. Con un suelo más esponjoso, las granjas AMP absorben más del doble de lluvia por hora.
E incluso aunque los ganaderos convencionales gastan fortunas en fertilizantes, los niveles de nitrógeno son más altos en las granjas donde los animales esparcen su propio estiércol.
“¿Ni siquiera fertilizas cuando siembras tu pasto de centeno?” le pregunta Margo Ferguson a sus vecinos Cooper y Katie Hurst, con los ojos entrecerrados de incredulidad en la película “Raíces tan Profundas”.
“Suena loco,” responde Cooper desde su mecedora en el porche. “Pero estamos dejando que la madre naturaleza haga el trabajo.”
Buena parte de la serie se pregunta si la ciencia y las conversaciones respetuosas serán suficientes para ganarse el corazón y la mente de los agricultores atrincherados en sus costumbres, por lo que los momentos más conmovedores ocurren cuando vecinos de toda la vida cruzan la cerca por primera vez.
“¿Sería algo interesante si no tuvieras que pagar por fertilizante?” le pregunta Byck a Ferguson de 87 años, cuya granja ha sido administrada de la misma manera durante generaciones.
“¿No sería maravilloso?” sonríe Ferguson.
Argumentando a favor del ganado como parte de la solución climática, Pat Brown, el fundador y CEO de Impossible Foods, dijo a CNN en 2020: “Las vacas son la industria más destructiva de la Tierra.” Fue el comienzo de un auge de reemplazos de carne y su nueva versión de la hamburguesa vegetariana fue tan convincente que las Impossible Burgers pasaron de estar presentes en un solo restaurante a más de 30,000 en un abrir y cerrar de ojos.
Resultados: reducción de emisiones de metano y captura de carbono
En un mundo lleno de soluciones potenciales para la crisis climática, suena a clickbait: cómo un truco extraño de las vacas puede mejorar el suelo, el agua, la vida silvestre y la riqueza de los agricultores, al tiempo que retira toneladas de carbono del cielo que cocina el planeta.
Con el metano emanando de sus 4 mil millones de estómagos y los 12 millones de acres de bosques talados cada año en todo el mundo para alimentarlos, se estima que si las mil millones de vacas del mundo fueran un país, ocuparían el tercer lugar detrás de China y Estados Unidos en la lista de contaminantes que cambian el clima.
Pero el profesor y cineasta de la Universidad Estatal de Arizona, Peter Byck, cree que simplemente cambiando la forma en que se alimentan, las vacas pueden ser aliadas útiles en la reparación de la Tierra.
Él llama a este truco «Pastoreo Multi-Adaptativo» o «Pastoreo AMP», pero es solo una nueva forma de describir una antigua relación entre animales y tierra. También conocida como «pastoreo masivo» en el Reino Unido, la técnica alimenta al ganado de una manera que imita cómo millones de bisontes, alces y ciervos salvajes se alimentaban de forraje en toda América del Norte y, con solo sus excrementos y pezuñas, construían una capa de suelo fértil y rico en las Grandes Llanuras de hasta 15 pies de profundidad.
En lugar de la práctica común de permitir que las vacas pasten durante meses en un solo campo grande, los agricultores de AMP utilizan una línea única de cercado eléctrico para agrupar su rebaño en áreas más pequeñas para maximizar la distribución de estiércol y luego moverlos al siguiente parche de hierba alta en uno o dos días.
«Los animales atacan un área con fuerza y luego la dejan durante mucho tiempo», explica Byck. «El truco consiste en comer la mitad del forraje como nosotros comemos las puntas de los espárragos, pisotear el resto y cubrir el suelo para que permanezca húmedo y los microbios prosperen».
Esto no es cómo se alimenta a la gran mayoría de las aproximadamente 100 millones de vacas de Estados Unidos. Después de generaciones de uso de fertilizantes y pesticidas, laboreo y sobrepastoreo, millones de acres de suelo naturalmente rico se han convertido en tierra muerta, desprovista de los microbios e insectos que crean un sistema saludable y que no pueden capturar y almacenar carbono bajo tierra.
Byck descubrió por primera vez el poder de los suelos saludables para absorber carbono mientras realizaba el documental «Carbon Nation» y, en 2014, reunió a un equipo de científicos para lanzar un estudio único de cinco pares de granjas vecinas en el sureste de Estados Unidos.
Desde 2018 hasta 2022, el equipo midió desde la salud de los microbios y la vida de las aves hasta la infiltración del agua de lluvia, la diversidad de insectos y los gastos de la granja. Para pagar el estudio, Byck solicitó subvenciones y buscó financiamiento de Exxon y Shell, que pagaron parte del equipo de medición de metano, y de McDonald’s, que colaboró con una subvención de $45 millones. «Quería ir a grandes empresas porque si no cambian, no llegamos allí», dijo Byck.
Después de filmarlo todo, el resultado es la serie documental de cuatro partes titulada «Raíces tan profundas que puedes ver al Diablo allí», un título proporcionado por el ganadero convencional de Mississippi, Prentiss Ferguson, cuando se enteró de que su vecino de pastoreo AMP lo superaba en todas las medidas.
Aunque la ciencia aún está en curso y los resultados aún no se han publicado ni revisado por pares, Byck afirma tener datos preliminares que muestran que las granjas de AMP capturaron hasta cuatro veces más carbono que los pastores convencionales cercanos y que sus vacas emitieron hasta un 10% menos de metano.
Los suelos pisados más por pezuñas que por máquinas agrícolas contenían un 25% más de microbios, un 33% más de diversidad de insectos y tres veces más aves de pastizales. Con un suelo más esponjoso, las granjas AMP absorbieron más de dos veces más lluvia por hora.
E incluso aunque los pastores convencionales gastaban grandes sumas de dinero en fertilizantes, los niveles de nitrógeno eran más altos en las granjas donde los animales esparcían su propio estiércol.
«¿Ni siquiera fertilizas cuando plantas tu césped de centeno?» Pregunta Margo Ferguson a sus vecinos Cooper y Katie Hurst, con los ojos entrecerrados de incredulidad en la película «Raíces tan Profundas».
«Suena loco», responde Cooper desde una mecedora en el porche. «Pero es simplemente dejar que la madre naturaleza haga el trabajo».
Gran parte de la serie se pregunta si la ciencia y la conversación respetuosa son suficientes para ganarse los corazones y las mentes de los agricultores atrincherados en sus costumbres, por lo que los momentos más conmovedores ocurren cuando los vecinos de toda la vida cruzan la cerca por primera vez.
«¿Sería interesante si no tuvieras que pagar por fertilizante?» Pregunta Byck al agricultor de 87 años, Ferguson, cuya granja ha funcionado de la misma manera durante generaciones.
«¿No sería maravilloso?», sonríe Ferguson.
Argumentando a favor del ganado como parte de una solución climática, Pat Brown, fundador y CEO de Impossible Foods, dijo a CNN en 2020: «Las vacas son la industria más destructiva de la Tierra». Fue el comienzo de un auge de reemplazo de carne y su nueva twist en la hamburguesa vegetal fue tan convincente que las Impossible Burgers pasaron de un restaurante a más de 30,000 en un abrir y cerrar de ojos.
Referencias:
CNN
Hamburgers and steaks are a big climate problem. Could new grazing practices be the answer?
Beneficios adicionales del AMP: mayor diversidad de microorganismos e insectos en el suelo
La ganadería de vacas es conocida por su impacto negativo en el medio ambiente. Sin embargo, un nuevo enfoque en la forma en que se pastorean las vacas puede tener beneficios adicionales para el suelo y la biodiversidad. Este enfoque, conocido como «Ganadería Adaptativa en Múltiples Potreros» o «AMP» por sus siglas en inglés, se basa en imitar la forma en que los bisontes, alces y venados solían pastar de manera natural en América del Norte.
En lugar de permitir que las vacas pasten en un solo campo durante meses, los agricultores que practican el AMP utilizan cercas eléctricas para agrupar a su rebaño en áreas más pequeñas. Esto permite una mejor distribución del estiércol y evita el deterioro excesivo de la vegetación en cada área. Después de que las vacas consumen la mitad de los pastos, el resto se aplana y cubre el suelo, lo que ayuda a mantenerlo húmedo y favorece el crecimiento de microorganismos beneficiosos.
Los experimentos realizados en granjas vecinas han demostrado los beneficios del AMP. En comparación con la ganadería convencional, los suelos de las granjas de AMP albergan un 25% más de microorganismos, un 33% más de diversidad de insectos y tres veces más aves de pastizales. Además, estos suelos pueden absorber más del doble de agua de lluvia por hora. También se ha observado que las vacas en sistemas de AMP emiten hasta un 10% menos de metano, un gas de efecto invernadero asociado con la ganadería.
Estos resultados alentadores respaldan la idea de que las vacas pueden ser parte de una solución climática. A través del AMP, los agricultores pueden no solo mejorar la salud del suelo y aumentar la biodiversidad, sino también reducir las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con la ganadería.
Si bien la investigación sobre el AMP aún está en curso y los resultados deben ser publicados y revisados por pares, estos primeros datos demuestran el potencial de este enfoque para mejorar la forma en que la ganadería afecta al medio ambiente. Además, el AMP puede ser una alternativa rentable para los agricultores, ya que reduce los costos asociados con fertilizantes y permite un uso más eficiente de la tierra de pastoreo.
En resumen, el AMP ofrece beneficios adicionales para el suelo y la biodiversidad al cambiar la forma en que se pastorean las vacas. Estos beneficios incluyen una mayor diversidad de microorganismos e insectos en el suelo, una mejor absorción de agua de lluvia y una reducción de las emisiones de metano. Si se adopta a gran escala, el AMP podría ser una herramienta valiosa en la lucha contra el cambio climático.
La técnica del AMP como posible solución para combatir la crisis climática
En un mundo donde abundan las posibles soluciones para la crisis climática, puede parecer un anzuelo: cómo un truco extraño puede mejorar el suelo, el agua, la vida silvestre y la riqueza de los agricultores, al tiempo que elimina toneladas de carbono del aire.
Con el metano emanando de sus 4 mil millones de estómagos y los 12 millones de acres de bosques talados en todo el mundo cada año para alimentarlos, se estima que si los mil millones de vacas del mundo fueran un país, ocuparían el tercer lugar detrás de China y Estados Unidos en la lista de contaminadores cambiantes del clima.
El profesor de la Universidad Estatal de Arizona y cineasta Peter Byck cree que simplemente cambiando la forma en que se pastorean, el ganado puede ser un aliado útil en la reparación de la Tierra.
«Llego a anticipar muchas objeciones», dijo mientras paseaba por una idílica granja orgánica en Tennessee. «Porque la gente no cree que las vacas puedan ser parte de la solución».
Él llama a este truco «Pastoreo Multi-Adaptativo» o «AMP» pero es solo un nuevo enfoque para una antigua relación entre los animales y la tierra. También conocido como «pastoreo masivo» en el Reino Unido, la técnica alimenta al ganado de manera que imita cómo millones de bisontes, alces y ciervos salvajes consumían pasto en Norteamérica y, solo con sus excrementos y pezuñas, construían una capa de suelo rico y fértil en las Grandes Llanuras, de hasta 15 pies de profundidad.
En lugar de la práctica común de dejar que las vacas pasten durante meses en un solo campo grande, los agricultores de AMP usan una línea única de valla eléctrica para agrupar a su rebaño en áreas más pequeñas para maximizar la distribución del estiércol, y luego los mueven a la siguiente área con pasto alto en uno o dos días.
«Los animales consumen una zona intensivamente y luego la dejan durante mucho tiempo», explicó Byck. «El truco es comer la mitad del forraje como si comeríamos las puntas de los espárragos, pisotear el resto y cubrir el suelo para que permanezca húmedo y los microbios prosperen».
Experiencias en granjas vecinas
Esta no es la forma en que la gran mayoría de las aproximadamente 100 millones de vacas de Estados Unidos se alimentan. Y después de generaciones de uso de fertilizantes y pesticidas, labranza y sobrepastoreo, millones de acres de suelo naturalmente rico se han convertido en tierra sin vida, carente de microbios e insectos que crean un sistema saludable y que no pueden absorber carbono y almacenarlo bajo tierra.
Byck descubrió por primera vez el poder de los suelos saludables para absorber carbono mientras realizaba el documental «Carbon Nation», y en 2014, reunió a un equipo de científicos para lanzar un estudio sin precedentes de cinco pares de granjas vecinas en el Sureste.
De un lado del experimento estaban los agricultores convencionales que fertilizaban el pasto con costoso nitrógeno y lo cortaban para heno, mientras que al otro lado de la cerca, o justo al final de la carretera, encontraron a ganaderos de AMP que nunca lo segaban ni fertilizaban.
De 2018 a 2022, el equipo de investigación midió todo, desde la salud de los microbios y la vida de las aves hasta la infiltración del agua de lluvia, la diversidad de insectos y los gastos de las granjas. Para financiar el estudio, Byck solicitó subvenciones y golpeó las puertas de Exxon y Shell, que pagaron parte del equipo para medir el metano, y McDonald’s, que aportó una subvención equivalente a 45 millones de dólares. «Quería ir a grandes empresas porque si no cambian, no llegamos allí», dijo Byck.
Después de filmarlo todo, el resultado es una serie documental de cuatro partes titulada «Roots So Deep You Can See the Devil Down There», un título proporcionado por el ganadero convencional de Mississippi, Prentiss Ferguson, cuando se enteró de que su vecino, quien practicaba el pastoreo de AMP, lo superaba en todas las medidas.
Si bien la ciencia aún está en curso y los resultados aún no se han publicado ni revisado por pares, Byck afirma tener datos preliminares que muestran que las granjas de AMP capturaron hasta cuatro veces más carbono que los ganaderos convencionales de al lado, y que sus vacas emitieron hasta un 10% menos de metano.
El suelo tocado por las pezuñas en lugar de las máquinas de labranza contenía un 25% más de microbios, un 33% más de diversidad de insectos y tres veces más aves de pastizales. Con un suelo más esponjoso, las granjas de AMP absorben más del doble de lluvia por hora.
Y aunque los ganaderos convencionales gastaban pequeñas fortunas en fertilizantes, los niveles de nitrógeno eran más altos en las granjas donde los animales esparcían su propio estiércol.
«¿Ni siquiera fertilizas cuando siembras pasto de centeno?» pregunta Margo Ferguson a sus vecinos Cooper y Katie Hurst, con los ojos entrecerrados de incredulidad en el documental «Roots So Deep».
«Sí, suena loco», responde Cooper desde su mecedora en el porche. «Pero es solo dejar que la madre naturaleza haga el trabajo».
Gran parte de la serie se pregunta si la ciencia y la conversación respetuosa son suficientes para ganarse el corazón y la mente de los agricultores atrincherados en sus costumbres, por lo que los momentos más conmovedores ocurren cuando los vecinos de toda la vida cruzan la cerca por primera vez.
«¿Sería interesante si no tuvieras que pagar por fertilizantes?» pregunta Byck al anciano Ferguson de 87 años, cuya granja ha sido gestionada de la misma manera durante generaciones.
«¿No sería maravilloso?», sonríe Ferguson.
Argumentando por el ganado como parte de la solución climática
«Las vacas son la industria más destructiva de la Tierra», dijo Pat Brown, fundador y CEO de Impossible Foods, a CNN en 2020. Fue el comienzo de un auge de reemplazo de carne y su nueva versión de la hamburguesa vegetariana fue tan convincente que las Impossible Burgers pasaron de un restaurante a más de 30,000 en poco tiempo.
Fuente de la noticia: Hamburgers and steaks are a big climate problem. Could new grazing practices be the answer? – CNN