Inteligencia Artificial: Oportunidades y Desafíos en el Mercado de Valores

La Inteligencia Artificial (IA) ya no es una simple alusión futurista. Al contrario, se nos ha vuelto tan cotidiana que discurre con discreción por muchos ámbitos de la vida y el comercio de hoy en día, provocando una amplia gama de respuestas mientras trae el futuro al presente.

Nos detenemos un instante, apartados del frenesí urbano, para hablar del campo que nos interesa: la bolsa de valores. El mundo de la tecnología y el mercado de valores ha acogido a la IA con entusiasmo desbordado, casi adorándola como un nuevo fallo digital divino.

Pero el recelo de la gente en general hace contraste con ello. Según una encuesta económica de CNBC, sólo el 27% de las personas se siente cómodo con el desarrollo de sistemas que emulan el pensamiento humano. De hecho, resulta sorprendente que…

• Programas informáticos que emulan la cognición humana, pudiendo, tal vez, remplazar la actividad humana en muchas áreas.
• Un 69% de la gente confiesa sentirse bastante o extremadamente incómoda, lo cual es un gran salto comparado a la encuesta de 2016
• La IA, cuyo recibimiento una vez fue celebrado con alegría, ahora desata inquietudes hasta en aquellos que antes la querían.

Desde profesionales y gerentes, hasta ciudadanos de ingresos dispares y, en un toque de ironía, incluso los jóvenes de 18 a 34 años, sienten cierto desasosiego.

Entonces, amable lector, a pesar de las maravillas que la IA promete, queda mucho por debatir y preguntar. Hay preocupaciones sobre su aplicación en servicios al cliente, diagnósticos médicos, y los tan aclamados coches autónomos. A esta altura, podemos preguntarnos: ¿Es esto una introducción o un anticipo a la revolución IA?

De alguna forma, todos somos parte de este debate tecnológico, consciente o inconscientemente. Quizás debemos dejar de temer a la IA y ubicarnos de forma proactiva en su desenvolvimiento futuro. Después de todo, como especuladores, inversores, o simplemente curiosos, adoramos las oportunidades que a cada paso nos ofrece el porvenir, ¿no es cierto?

La percepción pública de la Inteligencia Artificial ha cambiado significativamente desde que se introdujo este fascinante concepto. De ser objeto de admiración y curiosidad, ha pasado a evocar preocupación. Las luces deslumbrantes de la ilusión parecen ahora oscurecidas por crecientes sombras de desconfianza. Es irónico que se dude de una tecnología que una vez creímos sería la próxima gran revolución.

Examinemos los resultados de las encuestas todoamericanas de CNBC para entender este cambio. En 2016, una consulta reveló que solo el 27% de los encuestados se sentía cómodo con la IA, aceptando que esta podría igualar e incluso superar nuestras habilidades en multitud de áreas. Sin embargo, un preocupante 69% evidenciaba una inseguridad palpable frente al avance de la IA, mostrando un incremento del 10% respecto al año anterior.

• Este rechazo trasciende las divisiones demográficas, manifestándose en diversas clases socioeconómicas.
• Personas que hace siete años no se posicionaban, muestran ahora un descontento en un 29%.
• Según la encuesta económica, colectivos con ingresos inferiores a $30,000 y superiores a $75,000 experimentaron un mayor descontento con la IA respecto al 2016.

Si miramos más de cerca al análisis de áreas donde la IA podría aplicarse más directamente, los porcentajes son igualmente reveladores. Un 66% se siente incómodo con su uso en atención al cliente, un 65% teme su implementación en diagnóstico médico, y un impresionante 76% se niega a verla en vehículos autónomos. ¿En qué se ha convertido el prometedor futuro de la IA? ¿Cómo es posible que una tecnología tan revolucionaria sea víctima de tal rechazo?

En resumen, la Inteligencia Artificial es un espejo de estos tiempos que la sociedad se niega a mirar, pues podría revelar más de lo que estamos dispuestos a enfrentar. A pesar de ello, su presencia es inexorable. En lugar de rechazarla, sería más provechoso comprenderla y regularla. La IA ha llegado para quedarse. La cuestión es entonces, ¿cómo la aceptaremos en nuestra convivencia diaria?

Debemos tener en cuenta que vivimos en un mundo donde el debate tecnológico y la adaptación a las nuevas soluciones es fundamental. Al igual que las casas domo, una alternativa resistente y asequible para enfrentar los eventos climáticos extremos, debemos aceptar la Inteligencia Artificial como una herramienta que, cuando se utiliza sabiamente, puede tener un impacto positivo en nuestras vidas.

Al analizar el grupo de ‘Profesionales y Gerentes’, notamos una transformación radical en sus puntos de vista sobre la Inteligencia Artificial.

• Hace siete años, sus opiniones estaban divididas. Para algunos, la IA simbolizaba una fuente de posibilidades y crecimiento; para otros generaba inquietud debido al cambio que su adopción representaba.
• Ahora, el panorama es diferente. La admiración y el entusiasmo iniciales parecen haber perdido impulso, cediendo el paso a una incomodidad que supera el 29%.
• A medida que se incorpora más la IA en nuestras vidas cotidianas, parece que emerge una «ansiedad de la IA», que podría estar relacionada con la percepción de la IA como un peligro para la estabilidad laboral.

   

• Al estudiar el grupo de ‘Estadounidenses con ingresos de menos de $30,000 y más de $75,000’, también identificamos cambios sustanciales. Independientemente de la cifra de ingresos, la IA está generando una creciente preocupación.
• Curiosamente, los grupos que más se benefician de la tecnología parecen ser ahora los que más temen sus riesgos y desventajas.
• «Aquí, su nivel de comodidad con la tecnología no parece estar asociado a sus ingresos».

Por lo tanto, pese a que la IA se encuentra en la línea de vanguardia de muchas industrias y continúa avanzando, la sociedad parece no haber llegado a un acuerdo sobre cómo acoger a estos inteligentes autómatas.

Surge, entonces, una pregunta relevante: ¿estamos realmente preparados para la era de la IA? Y de no estarlo, ¿estamos dispuestos a adaptarnos? Como siempre, sólo el tiempo tiene la respuesta.

En este contexto, no se puede pasar por alto la postura de China. Contando con una de las economías digitales más avanzadas del mundo, China ha marcado un hito al establecer nuevas regulaciones sobre la Inteligencia Artificial. Para conocer más a fondo esta situación y sus impactos, puede referirse a nuestro artículo sobre las «nuevas regulaciones en China sobre Inteligencia Artificial: Impactos y Repercusiones».

La Inteligencia Artificial (IA) ha logrado introducirse sutilmente en diferentes sectores, generando reacciones mixtas. Pongamos de relieve el caso del servicio al cliente, donde ya disponemos de programas informáticos como chatbots que facilitan las consultas y algoritmos avanzados que se anticipan a las necesidades de los usuarios. Pese a todo, un notable 66% de las personas muestran recelo ante esta nueva configuración, según una encuesta económica. Predomina el escepticismo sobre la posibilidad de que un software pueda simular con exactitud la empatía humana y la atención al detalle, dos factores esenciales del buen servicio.

• En la medicina, la IA comienza a ser una protagonista destacada. Confiere diagnósticos médicos precisos y asiste en operaciones con una precisión inigualable. Aun así, la sociedad se muestra reticente: alrededor del 65% de la gente muestra incomodidad ante la concepción de un software reemplazando a un médico. Parece que renunciar a la gestión humana de nuestra salud en favor de la IA es un cambio que produce cierto pavor generalizado.
• En el terreno automovilístico, la IA crea todavía más desconcierto. Los automóviles autónomos son un hecho que, a pesar de parecernos sacado de una novela futurista, está cada vez más cerca de ser nuestro día a día. A pesar de sus ventajas, como la reducción de accidentes y la optimización del tráfico, el 76% de los participantes en una encuesta admitió sentirse incómodo ante la idea de coches autónomos. Parece que la fe en un sistema completamente automatizado todavía es un escollo.

En resumen, aunque la IA ha conseguido hacerse un espacio en nuestra vida, la aceptación sigue siendo una dificultad a superar. Solo el tiempo dirá si los humanos nos acostumbraremos a vivir junto a robots o si estos seguirán estando envueltos en una constante aureola de desconfianza. Al parecer, el futuro de la IA depende, en última instancia, de nuestra capacidad de adaptación. Ni más ni menos. Con una encrucijada similar, te sugerimos que leas otro de nuestros artículos, en el que analizamos el debate tecnológico sobre si Threads, la nueva plataforma de Meta, está desafiando el dominio de Twitter en las redes sociales.

La irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) ha supuesto un hito notable en la época de la tecnología y los mercados bursátiles. Sin embargo, lejos de generar una acogida masiva y positiva, parece generar más recelo que admiración. Estudios recientes muestran que un 27% de la población se siente cómoda con este desarrollo que emula al pensamiento humano, mientras que un sorprendente 69% se muestra esquivo. Resulta paradójico observar cómo aquello que fue diseñado para facilitar nuestras vidas, provoca una notable inquietud.

Lo que antaño fue una promesa de futuro ha tomado un matiz diferente en la percepción de las personas, con rasgos de desconfianza y reserva. La IA ha pasado de ser un vino añejo de promesas a parecer un vino barato que causa estragos. Incluso aquellos «profesionales y gerentes que en un principio abogaban por la IA», ahora la rechazan en un considerable porcentaje de 29%. Sorprendentemente, esta inquietud parece abarcar todas las capas sociales y sectores profesionales.

Pero estas cifras, pese a que podrían generar alarma, deberían servirnos para reflexionar e impulsar un cambio de actitud dirigido hacia la educación y el aprendizaje. La IA está aquí para quedarse, a pesar de los recelos que pueda generar, por lo que, en lugar de temerla, necesitamos comprenderla en profundidad. «Una educación adecuada sobre la IA puede ayudar a reducir estos miedos y permitirnos navegar con confianza en este nuevo escenario.» Como en el caso de un vino, que puede requerir la compañía de un buen queso para disfrutarlo plenamente, debemos encontrar la mejor forma de acoplarnos a esta nueva realidad de la IA. Ahora, sea usted un padre de familia o un profesional, es el momento de empezar a afilar sus conocimientos sobre IA. ¿Está preparado para ello?

• Si estás interesado en conocer más sobre el impacto de la IA en el futuro del empleo, te recomendamos leer nuestro artículo donde analizamos la historia del desempleo tecnológico y proponemos una perspectiva histórica.