Nombre del autor:Alvaro Garrido

El S&P 500, índice bursátil de referencia en Wall Street, atraviesa una «corrección» del mercado tras registrar una caída superior al 10% desde su máximo a principios del presente año. Dicha corrección obedece a preocupaciones en torno a las tasas de interés, inconvenientes geopolíticos y resultados empresariales no tan prometedores en el tercer trimestre. Después de experimentar un ascenso enérgico durante los primeros siete meses del año, gracias al auge de la Inteligencia Artificial y a la perspectiva de que la Reserva Federal finalizara su ciclo de subida de tasas de interés, el mercado estadounidense se adentra en su tercer mes consecutivo de pérdidas. Entre los factores de este declive se encuentra el mantenimiento de tasas de interés elevadas por parte de la Reserva Federal para controlar la inflación, así como el conflicto entre Israel y Hamas, que ha impulsado la apuesta por activos considerados «seguros» como el oro y el franco suizo. La reciente temporada de ganancias de grandes empresas norteamericanas ha dejado algunas decepciones notables que afectan a la moral inversora, aunque las ganancias en general muestran resistencia. A pesar de no alcanzar las previsiones de ingresos, empresas como Microsoft han registrado modestas ganancias, y el S&P 500 se mantiene con una subida del 7% este año, y un 15% por encima del suelo alcanzado en la última corrección bursátil.

En la actual carrera global por dominar la computación en la nube, Microsoft se está destacando significativamente entre sus competidores. Su sistema Azure ha experimentado un aumento del 29% en las ventas en el último trimestre, una cifra que supera las expectativas de los analistas. Este crecimiento se ha visto impulsado, en parte, por productos de inteligencia artificial que han despertado el interés de sus clientes corporativos. En comparación, sus competidores Amazon y Google han presentado resultados menos impactantes. La colaboración de Microsoft con OpenAI, creadores del generador de contenido ChatGPT, ha cimentado su reputación como líder en el espacio de la inteligencia artificial. Esto ha llevado a la adquisición de más de 18,000 nuevos clientes para su servicio Azure OpenAI. Por otro lado, Amazon y Google, a pesar de sus esfuerzos por atraer clientes, no han logrado igualar el éxito de Microsoft. Sin embargo, los expertos confían en que el creciente interés por la inteligencia artificial jugará un papel importante en las decisiones empresariales futuras sobre qué plataforma de la nube utilizar.

Elon Musk ha transformado completamente la plataforma Twitter, ahora conocida como X, lo que ha resultado en un año tumultuoso. Cambió fundamentalmente muchos aspectos de la plataforma, incluyendo su nombre, logo, sistema de verificación, y gran parte de su fuerza laboral. Sin embargo, estos cambios basados en su experiencia personal han llevado a la pérdida de gran cantidad de usuarios y anunciantes. Bloomberg reporta que la publicidad en la plataforma se redujo en un 60% en septiembre y la actividad de los usuarios cayó en un 30%.

Pese a su relanzamiento como X, muchos sostienen que la plataforma no es más que una versión distorsionada de Twitter. Musk alberga ambiciones de convertirla en una «aplicación todo en uno», pese al escepticismo del sector. Además, X enfrenta problemas de difusión de información errónea a través de cuentas de pago verificadas y dificultades financieras. Desde su compra por $44 mil millones, los ingresos publicitarios se han reducido a la mitad y la compañía está cargada con una deuda significativa. El uso de la plataforma también ha disminuido un 14% año tras año. Esta transformación marca el final de Twitter como un lugar útil para conocer las noticias mundiales, quedando el futuro de X incierto.

El gigante tecnológico Alphabet Inc, compañía matriz de Google, ha experimentado una dramática bajada en el valor del mercado, perdiendo cerca del 10% de su valor, que se traduce en más de 166 mil millones de dólares, tras la publicación de su último informe de ganancias. Aunque los resultados financieros de Alphabet superaron las expectativas generales, su departamento de computación en la nube no cumplió con las previsiones del mercado, provocando una disminución significativa en sus ingresos operativos. El crecimiento de la división de nube de Alphabet ha descendido a su cota más baja en casi tres años, un contratiempo notable en oposición al relativo éxito de su competidor, Microsoft, en el mismo campo. Los analistas atribuyen esta decepción a la fuerte dependencia de Alphabet a una base de clientes de empresas pequeñas y emergentes con estrategias de control de costes más agresivas. Este declive en el rendimiento de las acciones de Alphabet refleja las inquietudes de los inversores ante el aparente riesgo asumido por la empresa al centrarse en startups y la lenta aplicación de servicios de inteligencia artificial, lo cual ha obstaculizado el impulso en las ganancias que la innovación tecnológica podría haber aportado.