Nombre del autor:Alvaro Garrido

La disminución reciente de la inflación en Estados Unidos es resultado de la intervención de la Reserva Federal (Fed), que ha incrementado las tasas de interés para contrarrestar el aumento de los precios. A pesar de la desaceleración del mercado laboral, la entidad sigue atendiendo detenidamente las cuestiones laborales, especialmente los salarios, en su lucha contra la inflación. No obstante, los datos laborales son solo un indicador parcial de los aumentos de precios, dado que los salarios no son buenos predictores de la inflación futura.

La percepción de los mercados financieros ha cambiado, ahora se decanta por la idea de que «las malas noticias son buenas noticias» cuando se trata de datos económicos. Sin embargo, los indicadores de inflación reales son los que verdaderamente importan para la Fed.

Se reconoce que el ajustado mercado laboral ha contribuido al mantenimiento de niveles elevados de inflación, por lo que la Fed evalúa la posibilidad de un nuevo aumento de las tasas. Se vincula la cuestión laboral con la inflación, ya que el empleo es un alto costo para las empresas, en especial para las de servicios. Este costo, derivado de salarios más altos para atraer o conservar talento, puede repercutir en los consumidores.

Destaca también que es posible tener un crecimiento salarial sólido sin que esto repercuta en los precios al consumidor, siempre y cuando se acompañe de un fuerte crecimiento de la productividad.

El dólar estadounidense ha marcado su racha de ganancias más larga en casi nueve años, en medio de preocupaciones sobre una posible pérdida de su estatus como moneda de reserva mundial. Finalmente, se aguardan varios datos económicos relevantes para próximos días, lo que incluye las ganancias de Oracle y Adobe, el Índice de Optimismo de Pequeñas Empresas para agosto, el Índice de Precios al Consumidor de agosto y los datos de producción industrial de la Reserva Federal.