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Introducción
Estamos viviendo en una era de constante cambio y la Inteligencia Artificial se ha convertido en un jugador clave de esta transformación, despertando el interés de la regulación gubernamental. El último hito de este escenario es la intervención de la Secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo. Las recientes normativas que llaman la atención de los grandes colosos de la tecnología como OpenAI y Google, nos llevan a recordar el Acta de Producción de Defensa.
- Este histórico documento, reservado normalmente para momentos de críticos, pone de manifiesto la seriedad del compromiso de Raimondo y de la administración Biden en este área.
- Los estrictos controles afectarán cada evolución que las grandes corporaciones hagan en el desarrollo de sus modelos fundacionales de Inteligencia Artificial.
- No obtendrán pase libre, deberán dar cuenta al gobierno de cada avance conseguido.
Además, deberán compartir los hallazgos de sus exámenes de seguridad. Ni un solo detalle quedará oculto, el gobierno contará con su entrada VIP al festival de la innovación. Quizás te preguntes el porqué de tanto ajetreo. La respuesta no es otra que los innovadores modelos fundacionales.
- Así es, estimado lector, estos modelos son las joyas de la corona de la IA, capaces de un poder de procesamiento sin igual que podría comprometer la seguridad nacional.
- Frente a tal amenaza, la acción de Biden parece un golpe certero.
Pero el alcance de Raimondo no se limita a la Inteligencia Artificial. Tiene su foco también en los proveedores de servicios en la nube, estrellas del calibre de Amazon, Google y Microsoft.
- Exige claridad en todas sus operaciones extranjeras.
- Con esto, deja constancia de que el uso fuera de fronteras de los servicios en la nube estadounidenses será objeto de estricto análisis.
Aunque no hay una fecha fijada para la entrada en vigor de estas medidas, el contador ya se ha puesto en marcha. Parece que nos espera un apasionante desfile de normativas sobre Inteligencia Artificial. Mejor tener las palomitas a mano.
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Nuevas regulaciones en IA
Está claro que el recinto presidencial de Estados Unidos ha posado su mirada sobre la inteligencia artificial. Parece que presidente Biden tiene la determinación de arrojar alguna claridad sobre este mundo enigmático que engloba algoritmos y aprendizaje automático.
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Hoy cabe hablar de lo futurista. Gina Raimondo, la recién nombrada Secretaria de Comercio de los Estados Unidos, ha planteado una propuesta cuanto menos curiosa. ¿Quién iba a pensar que los colosos de la inteligencia artificial, tales como OpenAI y Google, tendrían que empezar a rendir informes cada vez que forjen uno de sus llamados «modelos fundacionales«? Pero así es.
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De hecho, durante un evento en el prestigioso Instituto Hoover de la Universidad de Stanford, Raimondo dejó caer la sorpresa: las grandes empresas tecnológicas deberán compartir los resultados y los informes de seguridad cada vez que adiestren un nuevo modelo de lenguaje amplio para su verificación. Así, sin más preámbulos.
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Y, ¿qué son estos tals «modelos fundacionales«? Pues bien, estamos hablando de gemas tecnológicas como el GPT-4 de OpenAI y el Gemini de Google. Verdaderos titanes de la IA que dan vida a los chatbots generativos de IA. Pues estos son los últimos objetos de deseo del gobierno estadounidense.
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La orden ejecutiva sobre IA parece haberse emitido directamente desde el despacho oval. Biden espera que cualquier compañía que elija tomarse en serio el desarrollo de cualquier modelo fundacional con posibilidad de representar un riesgo para la seguridad nacional, económica o la salud pública debe, por supuesto, informar al gobierno y compartir los resultados de sus pruebas de seguridad. Así de claro.
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Las cosas se ponen interesantes cuando se desvelan los detalles. La Acta de Producción de Defensa está en la mesa, utilizada por última vez por Biden en 2021 para maximizar la producción de equipo y suministros relacionados con la pandemia. Ahora, esta ley parece dispuesta a conquistar el terreno de la inteligencia artificial, así que aplaudamos la integridad y la transparencia.
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Para añadir una pizca de emoción al asunto, no debemos olvidar a los proveedores de servicios en la nube en Estados Unidos, como Amazon, Google y Microsoft, que también tienen deberes adicionales. Estos gigantes deberán emitir informes cada vez que una entidad no estadounidense utilice sus servicios en la nube para entrenar un modelo de lenguaje grande.
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Es evidente que el cambio ya está en movimiento, y aunque no se ha fijado una fecha de inicio, parece inminente. Por ahora, la criptografía de la nube está lista y esperando. Y nosotros también, naturalmente. Así que sigamos alerta a los movimientos, porque el futuro ya está aquí y no espera a permisos.
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Transparencia y supervisión en IA
Gina Raimondo, Secretaría de Comercio de los Estados Unidos, se encuentra en el punto de mira en el creciente y complejo entorno tecnológico. Su misión, bastante ambiciosa pero necesaria, es luchar por la transparencia y supervisar de cerca a las grandes empresas tecnológicas de la Inteligencia Artificial (IA) como Google y OpenAI.
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Las normas del juego en este contexto han cambiado, y Gina Raimondo, desde su puesto en la Secretaría de Comercio, debe garantizar que estas empresas de tecnología informen al gobierno cada vez que inicien nuevos modelos fundacionales de IA.
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Pero, ¿quién supervisa a los supervisores?
Aquí es donde entra el Acta de Producción de Defensa, un documento que se puede asumir como una señal de compromiso y responsabilidad para aquellos que trabajan en la IA. -
En un evento reciente en la Universidad de Stanford, se recalcó la gravedad de este asunto: las empresas deben compartir los resultados y la información de seguridad cada vez que entrenen un nuevo modelo lingüístico. Además, dichos modelos deben ser supervisados.
La sombra de los futuros modelos de IA, con una impresionante potencia informática, podría causar un caos de dimensiones desconocidas. Representa un riesgo para la seguridad nacional que es inmenso. Y aquí es donde vuelve a entrar en acción el Acta de Producción de Defensa, un salvavidas legal que el presidente Biden ya utilizó durante la pandemia para aumentar la producción de suministros de protección.
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Sin embargo, las implicaciones van más allá de las grandes empresas tecnológicas. Los proveedores de servicios en la nube como Amazon, Google, Microsoft también tendrán que actuar. Raimondo anuncia que ya se ha iniciado el procedimiento que obligará a estas empresas a informar cada vez que un sujeto no estadounidense utilice sus servicios en la nube para entrenar un modelo de lenguaje grande..
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Estamos en una partida de póker donde la transparencia se perfila como la mano ganadora y la supervisión actúa como elemento de protección.
En este juego de ajedrez tecnológico, donde los movimientos son rápidos e imprevisibles, ganar el desarrollo de la IA representa un desafío que requiere una acción rápida y efectiva. Raimondo, apoyándose en el Acta de Producción de Defensa, parece decidida a entrar en esta carrera contra el tiempo. Por la seguridad nacional y pública, esperemos que estas medidas logren prevenir desastres. Ahora más que nunca, el futuro requiere de transparencia. Y supervisión.
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Impacto en los proveedores de servicios en la nube
Gina Raimondo, la Secretaria de Comercio de Estados Unidos, citando a los grandes empresas tecnológicas como Amazon, Google y Microsoft en una misma sala. «Necesito que me informéis cada vez que un extranjero utilice vuestros servicios de nube para desarrollar un modelo de lenguaje grande», dice Raimondo con una seriedad impecable, mientras consulta sus notas. Impresionante, ¿verdad?
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Este último movimiento es un claro reflejo de la incertidumbre que ha despertado la orden ejecutiva sobre IA de presidente Biden, y que pide más transparencia en torno a las operaciones extranjeras de los servicios en la nube.
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Ahí está Raimondo, como un centinela de la seguridad nacional, lista para dirigir una conferencia de prensa para instruir a las grandes empresas a descorrer el velo sobre el uso de sus servicios por entidades foráneas.
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La nube, como hasta ahora la conocemos, cambiará. Para los grandes proveedores de servicios en la nube, cada acción, cada tecla presionada por una entidad extranjera mientras entrena un modelo de lenguaje nuevo, será monitorizada de cerca por el gobierno. Por lo tanto, Microsoft, Google y Amazon, más os vale estar preparados, os esperan jugosas comunicaciones gubernamentales que responder.
Entonces, andad con cuidado, amigos inversores, y aseguraos de que vuestra inversión en la nube sigue siendo una inversión segura y no un riesgo para la seguridad nacional.
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Conclusión
En el horizonte que dibuja la aplicación del Acta de Producción de Defensa, se vislumbra un hito crucial en la crónica de la Inteligencia Artificial. Un hito que evidencia una preocupación cada vez más perceptible y una consciencia cada vez más lúcida respecto a las posibilidades, tanto fecundas como destructivas, de estas vanguardistas tecnologías.
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No cabe duda de que nos encontramos a bordo de un tren en plena marcha que responde al nombre de IA, cuyas vías todavía están en proceso de construcción. Las regulaciones emitidas por Gina Raimondo para promover la transparencia en el desarrollo de los modelos de IA son los semáforos que buscan orientar nuestra ruta hacia un destino que sea tanto seguro como beneficioso.
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El hecho de obligar a estos titanes tecnológicos a destapar sus hallazgos, sus logros y sus ensayos de seguridad puede interpretarse como un reto de naturaleza burocrática y logística, pero su propósito va más allá. Al fin y al cabo, esta insistencia en la supervisión y en el control es el reflejo de un anhelo de preservación; preservación de la seguridad, de la economía y del bienestar a escala global.
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Simultáneamente, este paso pone de manifiesto el tránsito desde una actitud puramente lucrativa respecto a la IA hacia otra más prudente y sometida a regulación. En especial, cuando la potencia de dicha tecnología puede poner en jaque la seguridad de países enteros.
No carece de cierta ironía el hecho de que seamos nosotros, los arquitectos, los que desconfiemos de nuestras propias obras. Nos vemos extendiendo la mano a nuestras criaturas, como un padre que asiste a su hijo durante sus primeros pasos. Y, ciertamente, a veces eso implica poner un arnés y tomar firmemente las riendas.
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¿Será efectivo este enfoque y cumplirá con su propósito? Todavía estamos pendientes de descubrirlo. Lo que es evidente es que nos encontramos inmersos en pleno auge de las máquinas y, bajo estas circunstancias, nunca está de más ser precavido.
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¿Podría la superinteligencia de la saga «Terminator», conocida como «Skynet», ser la profecía autocumplida de nuestra era? De momento, el único juicio válido proviene del tiempo y de Gina Raimondo. Y que quede por sentado que yo, por mi parte, deposito mi fe en Gina.
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Gina Raimondo impone transparencia a IA bajo el Acta de Defensa
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