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Introducción
En un inesperado revés, cual argumento de thriller financiero, la economía de Estados Unidos parece saltar todas las barreras este año. Se dirige, ni más ni menos, hacia su mayor crecimiento en casi dos años. De hecho, se perfila como el inesperado salvador de nuestro relato de la economía global, en contra de todos los pronósticos. Al comienzo de año, caras taciturnas y temblorosas predijeron una recesión inminente, debido a ese villano bautizado como «incremento de las tasas de interés» de la Reserva Federal.
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No obstante, «aquí estamos, asistiendo a un rebote económico espectacular». Lejos de un gran desplome, encontramos un crecimiento anual del 4,9% en el tercer trimestre de 2021; cifra que dobla a la del trimestre previo. Es evidente que los giros de la fortuna están a la orden del día.
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En esta historia, la economía se reviste de un manto heroico, no solo soportando sino prosperando, y vaya que si lo hace bien, según las apreciaciones de la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen.
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Nuestro superpoder no es otro que el consumo. Gracias a un mercado laboral resiliente, los ciudadanos no han dejado de gastar, actitud que se manifiesta como un escudo, permitiendo que la economía capee adversidades como la reducción de la inversión empresarial.
Pero toda trama necesita su dosis de conflicto, ¿verdad? Y el nuestro es la todavía elevada inflación. Aunque ha caído a la mitad desde su pico de hace cuatro décadas, los precios aumentan a un ritmo más acelerado de lo que la mayoría de la gente estaba acostumbrada en tiempos previos a la era del COVID-19 y a la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
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Una reciente encuesta de Gallup descubrió que cerca de la mitad de los estadounidenses ven la economía con pesimismo, a pesar de los números positivos de crecimiento del PIB y de la reducción de desempleo. Parece que el guion económico no está discurriendo tan favorablemente como los datos pudieran sugerir.
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Y el futuro, cómo no, siempre es incierto. Si bien el comportamiento económico de Estados Unidos merece ovación, las altas tasas de interés podrían enfriar las cosas complicando aspectos tan básicos como las hipotecas. La propia Secretaria del Tesoro Yellen, asegura que no se avecina una recesión, pero también es consciente de que el ritmo de crecimiento no mantendrá la misma velocidad. Otros pronostican una ligera recesión si los gastos de los consumidores empiezan a disminuir.
Sin duda, el desarrollo de la economía de los Estados Unidos se parece más a una película llena de giros y sorpresas. Se ha sostenido, ha crecido, ha maravillado. Pero la última página de la historia todavía está en blanco. ¿Será un final feliz o un desenlace que nos mantendrá en vilo? Por el momento, solo nos queda observar y esperar.
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Impulsores del crecimiento económico
Puede que a alguno os parezca que la situación financiera de los Estados Unidos es tan vertiginosa como una carrera en una montaña rusa a ciegas. ¿Quién hubiera jugado por un crecimiento económico en EE.UU. tan sólido después del inicio de año turbulento que teníamos? Compañeros, la economía de EE.UU 2021 está demostrando que puede desafiar los escenarios adversos y dar la espalda al pesimismo.
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Y os podréis preguntar: ¿qué ha movido este mecanismo tras un inicio de año tan inestable? La contestación es clara y directa: el consumo. Así es, los ciudadanos de los Estados Unidos han abierto sus carteras y están gastando alegremente. Un «ámbito consumista», como quien dice, se desliza por las vías americanas al ritmo de un buen jazz, sustentando la economía de la nación. ¿Quién iba a decir que nuestros gastos personales y economía de EE.UU. podrían ser el motor para sacar a flote una economía en dificultades?
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Pero no todo es un torrente de compras. Tenemos también un mercado de trabajo tan resistente como un gin-tonic de viernes noche. Con la menor tasa de desempleo y economía de EE.UU. en casi medio siglo, más ciudadanos americanos están ocupados, y por tanto, más individuos disponen de dinero para gastar. Un perfecto círculo virtuoso que ha permitido a la fortaleza de la economía de EE.UU. desafiar todas las previsiones.
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No obstante, nadie puede pasar por alto la sombra persistente de la inflación, ese ladrón que sin hacer ruido te roba el valor de tu dinero mientras duermes. Y es que, a pesar del auge económico, los precios siguen aumentando a un ritmo más veloz del que estábamos acostumbrados. Preocupaciones de inflación en EE.UU. Desgraciadamente, este espectro sigue al acecho y contribuyendo al estado de ánimo económico de los estadounidenses.
En el contexto de un sólido crecimiento del PIB y tasas de desempleo en mínimos históricos, la percepción del estatus económico en el país resulta ser más gris que el cielo londinense un día de lluvia. Parece que los números por sí solos no alcanzan para generar optimismo. Pero, ¿no es eso también lo que hace trepidante el juego de la economía?
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De cualquier forma, a pesar de que la perspectiva parece prometedora a corto plazo, los entendidos nos advierten de no abrir el champán antes de tiempo. Prever lo que depara el futuro económico es similar a intentar adivinar el final de la nueva temporada de tu serie predilecta: nunca sabes qué giros te esperan. Así que, si bien es cierto que haber evitado una recesión y ver un crecimiento económico sólido en los últimos meses es un logro digno de ovación, no podemos evitar tener la sensación de que se avecinan tiempos gélidos.
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En resumen, la economía de los EE.UU. guarda siempre alguna sorpresa, es un navío zarpando en un mar tormentoso, preparado para hacer frente a la siguiente ola. Pero, al fin y al cabo, esta incertidumbre es la que hace emocionante el juego de las finanzas, ¿no os parece? Como siempre, desde Ficoach os daremos todos los detalles y os prepararemos para enfrentar los retos que este fascinante mundo nos plantea.
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Sombras en el horizonte
A pesar del esplendoroso panorama que proyectan las cifras, y el tan ansiado repunte económico estadounidense, ciertos nubarrones amenazan el horizonte que podrían precipitar un giro inesperado. Se destacan dos elementos claves en esta coyuntura, la durabilidad de la inflación y el sentimiento ciudadano acerca del estado económico.
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Abordemos primero la infamia de la inflación. Este suceso, más que un simple indicador económico, impacta directamente en la calidad de vida de la población y la salud financiera de las empresas. Datos recientes sugieren que a pesar de haber descendido de manera notable desde su cota máxima el año pasado, los precios continúan en ascenso a un ritmo superior al que la mayoría venía soportando antes del comienzo de la pandemia COVID-19 y la agresión de Rusia a Ucrania. Esta coyuntura, sumado a una posible concreción de condiciones financieras más restrictivas, dibuja un horizonte incierto que amenaza el actual rebrote del consumo, vital impulsor del crecimiento económico reciente.
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La otra arista de este complejo poliedro es el sentimiento ciudadano. A pesar del robusto crecimiento del PIB y de la disminución del desempleo, muchos estadounidenses muestran su descontento con la situación actual. Aparentemente, el encarecimiento de los precios y el aumento del costo de vida están oscureciendo el estado de ánimo de la población, creando un desfase entre la macroeconomía y la percepción individual. Según un estudio de Gallup, casi la mitad de los estadounidenses tacha la economía como «mala», un dato especialmente sorprendente si se consideran las optimistas cifras macroeconómicas que se presentan.
Para finalizar, el paisaje económico estadounidense se encuentra a merced de las presiones inflacionarias y un deteriorado sentimiento ciudadano, factores que podrían desencadenar un viraje en la tendencia en el medio plazo. Mientras que el Departamento de Tesoro vaticina un crecimiento más contenido, lo cierto es que no faltan voces que auguran una posible desaceleración más drástica e incluso una pequeña recesión. En cualquier caso, el porvenir de la economía de EE.UU. se encuentra constelado de interrogantes. En este juego de sombras, la clave radica en monitorear atentamente la evolución de estas variables y prever sus movimientos.
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Perspectivas de futuro
Crecimiento económico en EE.UU.: Habiendo analizado las cambiantes dinámicas y escenarios actuales, es el momento de dirigir nuestra atención hacia el porvenir, aunque su luz sea incierta. ¿Qué nos deparará el futuro de la economía estadounidense? ¿Será un baile de billetes a merced del viento o nos conducirá a la recesión? Comienza la partida, señores, hagan juego.
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Janet Yellen Secretaria del Tesoro: Juega a favor del crecimiento constante, colocando todas sus fichas en la cesta dorada del optimismo, siguiendo el sendero trazado por el pastor de oro. Sí, la Secretaria del Tesoro, con su tono cautelosamente esperanzado, nos indica que las cosas continuarán marchando bien. Podríamos pensar que estamos en medio de un cuento de hadas.
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No obstante, esa imagen idílica puede ser engañosa. A pesar de que el discurso de la señora Yellen pueda parecerse a un amable recorrido por un prado verde, no podemos ignorar los nubarrones que se van formando en lontananza. Altas tasas de interés y economía de EE.UU. se alza, dispuesta a frenar el flujo de suministros. Cuando los intereses suben, el apetito por pedir prestado disminuye y se acrecienta la tentación de guardar el dinero bajo el colchón, lo que podría poner freno a la economía.
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Además, debemos tener en cuenta el consumo y crecimiento económico en EE.UU., ese caballo salvaje que nos arrastra con su gasto personal amenaza con agotarse. Echen un vistazo a sus bolsillos, queridos lectores. ¿Qué ven? Un gasto impulsivo, alentado por el trabajo. Pero los caballos necesitan descansar también y, cuando eso sucede, es posible que veamos una reducción del gasto.
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Perspectivas de la economía de EE.UU.: todo lo que tenemos es un camino repleto de incertidumbres, iluminado apenas por el brillo inseguro de pronósticos encontrados. El uno promete crecimiento, el otro, desaceleración. En este guerra económica, el futuro es otro aspecto de la moneda. Quizás nos convenga mantener una mano en el bolsillo y la otra aferrando el sombrero, porque el viento cambiante no parece que vaya a amainar. Como bien dijo algúna vez un famoso ogro verde: «Las cebollas tienen capas. La economía también.» Y quién sabe qué nos depara la próxima.
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Así, aquí estamos, navegando el mar de las incógnitas. Al final, parece que la economía de la gran potencia no es más que una vertiginosa montaña rusa. Por lo tanto, conviene asegurarse de tener el cinturón bien abrochado, podría ser una bajada intensa.
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Conclusión
Crecimiento económico en EE.UU.: En un giro de los acontecimientos, precisamente cuando todos anticipaban su caída, la economía de Estados Unidos demostró de nuevo su fortaleza y resiliencia. Pero esta remontada, lejos de provocar un júbilo incondicional, deja ciertas sensaciones amargas.
La expansión económica ha desbordado las previsiones más optimistas, posicionándose con un incremento envidiable del 4,9% anual en el tercer trimestre de 2021. Adentrándose en lo que parece un interminable período de crecimiento, los americanos han despertado su innata pasión por el consumo y crecimiento económico en EE.UU., motor principal de este ascenso económico. El auge comercial se impone sobre aspectos como la inversión empresarial.
No obstante, en este melodrama económico se ocultan amenazas que pueden nublar la celebración. Preocupaciones de inflación en EE.UU., el incorregible enemigo de la economía, aún se muestra insensible. A pesar de que se han registrado cifras más elevadas en el pasado, el actual ascenso de los precios duele más tras un largo período de estabilidad. La pandemia y el conflicto en Ucrania han creado un cóctel explosivo de incertidumbre que genera nerviosismo.
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Sorpresa en la economía de EE.UU.: Las cifras no son el único indicador a observar. Pese al impresionante crecimiento y el bajo desempleo, «el ciudadano medio de EE.UU. muestra ciertas reservas». Según parece, un 47% opina que la economía está en «malas condiciones». Resulta sorprendente en una sociedad donde la economía es prácticamente una obsesión colectiva. ¿Dónde ha quedado el impulso del consumidor y la euforia generada por el crecimiento?
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Según Janet Yellen, la Serena Williams de la economía del Tesoro, este ritmo de crecimiento sin precedentes podría desacelerarse. Pero tranquilo, todo está controlado, no se prevé una recesión. Aun así, hay expertos que vaticinan una leve contracción económica en el futuro. Quizás sea el momento de prepararse para lo que pueda venir.
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Fortaleza de la economía de EE.UU.: Por tanto, tenemos un crecimiento sólido, pero que presenta varios desafíos. Inflación, preocupación ciudadana, fin de los estímulos económicos… ¿Será capaz EE.UU. de sortear estos problemas y continuar su avance? Solo el tiempo dirá. Mientras tanto, sigamos interesándonos en este apasionante drama económico que se está desarrollando.
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