La inteligencia artificial está suplantando cientos de empleos en los Estados Unidos, generando escepticismo e incertidumbre. Este desarrollo perturbador ha generado advertencias incluso de sus propios creadores.
A lo largo de la historia, la aparición de nuevas tecnologías ha ocasionado cambios en el mercado laboral. Desde las trabajadoras textiles hasta las operadoras de conmutadores en los años 70 y, más recientemente, la llegada de servicios de streaming.
Maynard Keynes, conocido economista, acuño la frase «desempleo tecnológico» en 1930 para describir este fenómeno. Keynes refiriéndose a la adopción de métodos alternativos de producción masiva, que según él, ha estado en «plena crecida» desde principios del siglo XIX.
Un informe reciente reveló que casi 4,000 cortes de empleo el mes pasado fueron reemplazados por Inteligencia Artificial. Los efectos de estos avances son reales y afectan directamente a los trabajadores. Sin embargo, debemos recordar que la humanidad ha demostrado su resiliencia y capacidad de adaptación tecnológica a lo largo de la historia.
Como bien señaló Walter Reuther, el fundador y ex presidente del Sindicato de Trabajadores del Automóvil, debemos utilizar la tecnología para ayudarnos a construir un futuro seguro y digno.
Los avances tecnológicos han hecho que ciertos trabajos se vuelvan obsoletos, pero también han permitido el surgimiento de nuevas oportunidades. Al mirar estos avances tecnológicos, podemos ver que la historia no es tan distinta de la actual. En relación a esto, puedes conocer más en nuestro artículo sobre cómo la Inteligencia artificial revolucionará el mundo de las criptomonedas.
LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y EL EMPLEO
Que se sepa, la inteligencia artificial está reemplazando cientos de trabajos en los Estados Unidos, creando escepticismo e incertidumbre sobre el futuro de la humanidad. Uno podría pensar que estamos hablando de alguna trama distópica de una película futurista, pero no. La situación es muy real, nuestros avances en inteligencia artificial son una prueba de ello.
Desde la producción masiva en la industria textil hasta las centralitas de los años 70 o las tiendas de video de los años 2000, todos han sucumbido a la incansable marea del avance tecnológico.
“Estamos siendo afectados por una nueva enfermedad”, escribió el economista Maynard Keynes en un ensayo publicado en 1930, refiriéndose al término que había acuñado: “desempleo tecnológico”. Desde el siglo XVI, la gran era de la ciencia y las invenciones técnicas comenzó y no ha parado desde entonces.
Según un informe de Challenger, Gray & Christmas, Inc., solo el mes pasado casi 4.000 recortes de empleo fueron reemplazados por AI. Las consecuencias de los avances continuos de la inteligencia artificial son reales y el efecto que esto tiene en los medios de vida de los trabajadores no debe subestimarse.
Pero si el pasado nos enseña algo, es que los humanos somos resistentes y capaces de adaptarnos. Como dijo una vez Walter Reuther, fundador del Sindicato de Trabajadores del Automóvil de los Estados Unidos, nuestra mejor defensa contra la obsolescencia es nuestra capacidad para la adaptación tecnológica.
La inteligencia artificial está reemplazando nuestros empleos, pero ¿no hemos demostrado ya nuestra habilidad para adaptarnos a los retos del progreso tecnológico?
HISTORIA DEL DESEMPLEO TECNOLÓGICO
El desempleo tecnológico, ese monstruo de múltiples cabezas que a lo largo de la historia ha reemplazado civilizaciones de trabajos, sembrando incertidumbre y escepticismo sobre el futuro de la humanidad. Eliminar empleos parece ser la consigna de la tecnología a través de los siglos, abriendo paso a la producción en masa y generando indignación entre aquellos cuyos trabajos terminaron enterrados en el cementerio de la obsolescencia.
Desde las mujeres que teñían la industria textil con sus manos antes de la llegada de las maquinas, pasando por las operadoras de centralitas en la década de 1970, hasta llegar a la masacre del streaming en los años 2000 que expulsó a las tiendas de vídeo físicas. Cada desarrollo tecnológico que eliminaba la necesidad de determinados empleos, propició protestas, lamentos y crisis.
“Estamos siendo afligidos con una nueva enfermedad,” escribió el economista Maynard Keynes en un ensayo publicado en 1930. Un diagnóstico fatídico: Estábamos sufriendo de “desempleo tecnológico”. “Desde el siglo XVI, con un crescendo acumulativo tras el XVIII, comenzó la gran era de la ciencia y las invenciones técnicas,” añadió, sugiriendo un cambio inexorable hacia métodos alternativos de producción masiva que, según él, ha estado en “plena inundación” desde el comienzo del siglo XIX.
Quizá el pasado sea un buen punto de partida para contemplar el futuro de la tecnología en el siglo XXI. Según un informe de Challenger, Gray, and Christmas, Inc., se han suprimido cerca de 4.000 empleos en el último mes por la avasalladora entrada de la Inteligencia Artificial. Los temores ante los avances continuos de la IA son reales y el impacto en la subsistencia de los trabajadores no puede ser subestimado.
Aún con todo, si algo demuestra la historia, es que los humanos son resilientes y tienen una gran capacidad de adaptación tecnológica. Walter Reuther, fundador y antiguo presidente del sindicato de trabajadores automovilísticos y activista de derechos laborales y civiles desde mediados de los años 40 hasta los 60, dijo: “O usaremos nuestras nuevas máquinas y tecnología para ayudarnos a crear seguridad y dignidad en la construcción de un valiente nuevo mundo, o el impacto de la tecnología a reacción sobre un sistema de distribución arcaico y jadeante cavarán nuestras tumbas económicas”.
Muchas profesiones han acabado siendo prácticamente o completamente obsoletas gracias a los avances tecnológicos. Pero no desesperes, es el ritmo implacable de la evolución y, ciertamente, la tecnología cierra puertas pero con la otra mano abre ventanas a nuevas oportunidades.
IMPACTO DE LA IA EN LOS TRABAJOS ACTUALES
Primero, es necesario aclarar una verdad innegable que parece haber quedado olvidada en algún sótano: los avances tecnológicos siempre han cambiado el panorama laboral. Eso suena aterrador, lo sé, pero es un ciclo tan viejo como el tiempo en sí. Todos ellos vieron cómo sus trabajos eran tragados por el implacable avance de la tecnología.
El economista Maynard Keynes tuvo extraordinario tino para describir esta situación cuando en 1930 afirmó que estábamos siendo afligidos por una nueva enfermedad. Llamó a este malestar, «desempleo tecnológico«. Vivimos en una época de transformación intensa impulsada por los descubrimientos científicos y las invenciones técnicas. Una era que comenzó en el siglo XVI y que ha mantenido un «crescendo» acumulativo desde el siglo XVIII.
El miedo a los avances continuos de la IA es real. Sin embargo, si el pasado nos enseña algo, es que los humanos somos resilientes y capaces de adaptarnos. Inclusive, podemos darle la vuelta a las adversidades a nuestro favor. Dicho esto, es importante recordar que la IA no solo afecta áreas como la robótica o la automatización industrial, sino que también está revolucionando el mundo financiero y de las criptomonedas. Para entender más sobre cómo la IA impacta en el mundo de las criptomonedas, te invitamos a visitar nuestra publicación.
En resumidas cuentas, la llegada de la IA es una realidad y está cambiando muchos aspectos de nuestras vidas, incluyendo nuestro panorama laboral actual. Pero somos una especie resiliente y adaptativa. En lugar de ver los avances de la IA como un obstáculo, podemos verlos como una oportunidad para crecer y adaptarnos a este nuevo mundo emocionante y valiente. ¿Parece desalentador? Claro que sí, pero siempre recordemos que los mayores logros de la humanidad llegaron siguiendo rutas inciertas.
Resiliencia y Adaptación Humana ante la Tecnología
Estamos en una era de incertidumbre y escepticismo en relación con la rápida expansión de la tecnología, especialmente la Inteligencia Artificial (IA). Esta fuerza formidable ha mostrado su potencial para suplantar numerosos empleos a nivel mundial, planteando interrogantes sobre nuestro futuro.
«Estamos sufriendo una nueva enfermedad», escribió Maynard Keynes en un ensayo de 1930. La enfermedad era el ‘desempleo tecnológico’. El siglo XVI marcó el comienzo de la ciencia y las invenciones técnicas, dando paso a formas de producción masiva.
A lo largo de la historia, vemos cómo desde las trabajadoras de la industria textil hasta los operadores de conmutación en los años 70, pasando por las víctimas de la revolución del streaming de vídeo en los 2000, la tecnología siempre ha estado lista para tomar la batuta y avanzar. Y nosotros, debemos adaptarnos una y otra vez, como siempre lo hemos hecho.
Las preocupaciones en torno a los avances continuos de la IA son legítimas y su impacto en la vida laboral es notorio. Pero si algo nos tiene que enseñar la historia es que los humanos son capaces de demostrar resiliencia y adaptación a estos avances tecnológicos.
Como mencionó Walter Reuther, fundador y ex presidente del Sindicato de Trabajadores Automovilísticos y activista de derechos laborales y civiles, debemos usar nuestras nuevas máquinas y tecnología para ayudarnos a crear un mundo de seguridad y dignidad.
Con cada nuevo avance tecnológico, muchos trabajos se han vuelto obsoletos. ¿Estamos simplemente viendo la historia repetirse, pero con diferentes protagonistas y un guión igualmente desafiante que nos empuja a adaptarnos y buscar las habilidades en demanda en un mundo digitalizado?
Uno de estos desarrollos clave es la IA generativa, que está revolucionando no solo los empleos, sino también el mundo de las criptomonedas.
CONCLUSIONES
Concluyendo nuestras reflexiones, la Inteligencia Artificial es un tema que genera ciertos temores. Recordamos al economista Maynard Keynes quien en 1930 describió un fenómeno nuevo, el «desempleo tecnológico«. Extendiendo su visión, explica que «Estamos siendo afligidos con una nueva enfermedad», refiriéndose a cómo la tecnología altera los puestos de trabajo, una realidad que persiste hoy en día. Aquí puede apreciarse como el fenómeno del avance tecnológico afecta puestos laborales.
«Desde el siglo XVI, con un creciente crescendo después del XVIII, se inició la gran era de la ciencia y las invenciones técnicas», dijo Keynes. Este crecimiento exponencial en los avances tecnológicos no resultó en un desastre, sino que posibilitó nuevos modos de producción masiva que se mantuvieron hasta el siglo XIX.
Algunos describen a la Inteligencia Artificial como una amenaza, sin embargo, no es más que otra fase en la evolución constante de la humanidad hacia una mayor eficiencia y productividad. Es necesario estar alerta a las preocupaciones de aquellos cuyos medios de vida son alterados por las innovaciones tecnológicas. La humanidad ha demostrado ser resiliente y capaz de adaptarse a nuevos modos de trabajo, pero eso no excluye que cada transición esté exenta de estrés o dificultades.
Las palabras de Walter Reuther, fundador del Sindicato Unido de Trabajadores Automovilísticos, son reveladoras: «O bien usaremos nuestras nuevas máquinas y tecnologías para ayudarnos a crear seguridad y dignidad en la construcción de un mundo nuevo y valiente, o el impacto de la tecnología de propulsión a chorro en un sistema distributivo que sopla y pufa como un modelo T, cavarán nuestras tumbas económicas».
El progreso de la tecnología siempre ha pedido una adaptación tecnológica por parte de la fuerza laboral. A pesar de generar temores e incertidumbres, también ofrece nuevas oportunidades y formas de trabajar, en el marco de un proceso de cambio que es fundamental para el avance de la humanidad.
Fuente de la noticia: 11 Times Tech Really Did Take Our Jobs – Gizmodo