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Introducción
- Ya sea por envidia, temor o simple equidad en competencia, la Unión Europea ha decidido indagar y ha iniciado oficialmente una investigación sobre este delicado asunto, según informa el Diario Oficial de la Unión Europea.
- No pretendo ser catastrofista, sin embargo, los indicios sugieren un inminente conflicto comercial. Porque si las investigaciones de la UE determinan que estos incentivos están socavando la competitividad de la industria de la UE, incurre en el riesgo de imponer aranceles de importación a los vehículos procedentes de China. Este hecho constituiría una represalia al supuesto «comportamiento proteccionista» chino.
- Así, en nombre de todo vale, tanto las marcas chinas como las marcas europeas e internacionales establecidas en China, estarían todas en el radar de Bruselas durante el siguiente año.
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Respuesta china
- El mensaje del Ministro chino es inequívoco – censura el proceder apresurado y poco reflexivo de la UE, desencantado porque le han solicitado realizar consultas en un breve plazo de tiempo y sin proporcionar el material consultivo apropiado. Indica que estas acciones amenazan los derechos chinos y engendran un ciclo destructivo que podría acabar perjudicando a todos los involucrados.
- La incógnita principal es: ¿Cómo influirá esta disputa en la cadena de suministro automotriz mundial y, en particular, en la UE? Viendo las declaraciones del ministro chino, nos encontramos ante la posibilidad de una interrupción y una distorsión significativa. Alemania, con su industria automotriz fuertemente dependiente de China, es el blanco más expuesto a posibles represalias. La eventualidad de imposición de aranceles de importación a modelos de firmas como Tesla o BMW fabricados en China, podría incrementar aún más la incertidumbre en la industria automotriz alemana.
- El camino por delante es oscuro. La UE, y especialmente Alemania, pisan terreno tambaleante. Aunque la investigación puede durar hasta un año y solo cubrirá el período de 12 meses hasta el 30 de septiembre de 2023, sus consecuencias podrían determinar un cambio sustancial en la relación comercial con China.
- Esta contienda entre la UE y China, más que un mero juego de titulares y comentarios rimbombantes, esconde una lucha que, en su núcleo, podría conllevar serias repercusiones para la industria automotriz mundial, así como para las economías de ambos bloques. Como dijo el sabio economista John Kenneth Galbraith: «En economía, la esperanza y la fe coexisten con una gran soledad, pero también con buena compañía». ¿Encontrarán la UE y China un terreno propicio para resolver este conflicto o, contrario a ello, su soledad económica se agudizará? Solo nos queda aguardar y ver.
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Impacto en empresas internacionales
- Atendiendo al afán de la Unión Europea por supervisar las marcas chinas, el golpe podría extenderse y alcanzar a las empresas internacionales que tienen parte de su producción en la nación asiática. La UE considera que los subsidios chinos «constituyen una amenaza inminente para una ya debilitada industria europea«. Pero, ¿no hemos pasado por alto que marcas como Tesla, Volkswagen y BMW también tienen presencia en el celeste imperio? Sí, eso es, también fabrican sus elegantes vehículos eléctricos bajo el amparo del dragón chino.
- Las consecuencias para estas empresas, que poseen grandes inversiones en China, podrían llegar a ser importantes. ¿Podemos visualizar a Alemania, con su potente y orgullosa industria automotriz, recibiendo una estocada directa de las posibles tasas impuestas por la UE? Ese sería el escenario, duro pero plausible. La hasta ahora robusta, meticulosa y eficaz maquinaria alemana podría ver comprometidos gravemente sus vínculos financieros con China, un prospecto nada halagüeño, seguro.
- Puede parecer que la UE, al jugar con tasas como un niño con un palo, pudiera finalmente sufrir las consecuencias de su propio juego. Manejar las tasas puede convertirse en un arma de doble filo, y la amplia y eminente industria automotriz europea podría acabar siendo la gran perjudicada.
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Posición de Alemania
- Y allí, en medio de toda la situación, encontramos a grandes emblemas de la industria automotriz como Volkswagen y BMW, ambos con amplias instalaciones de producción en territorio chino. La posible aplicación de aranceles de importación a los vehículos de estas marcas producidos en China, podría suponer un duro golpe a la economía germana.
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A pesar de las protestas y objeciones, Alemania tiene escasas posibilidades de evitar la investigación. Bruselas sigue adelante, impertérrita ante las presiones y con la mirada puesta en el horizonte. La investigación sigue su curso, y está previsto que se prolongue durante el próximo año.
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Por otro lado, resulta relevante señalar que las marcas chinas ya representan el 8% del mercado de vehículos eléctricos de la UE, y su competitividad en términos de precios supera a los europeos en un 20%. Cifras que, sin duda, generan discrepancias y preocupaciones en los despachos de la UE.
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La investigación de la UE
- La detective financiera viene annunciada por el Diario Oficial de la Unión Europea, advirtiendo que estos subsidios «son un intento a desmantelar una industria de la UE ya de por sí atribulada». Provocativas palabras.
- Términos que, quizás, Beijing no tomará muy amistosamente. De hecho, el Ministro de Comercio de China ya ha tildado la investigación europea de «proteccionismo en su estado más puro que alteraría la cadena de suministro de la industria automotriz global, incluyendo la propia UE».
- Percibimos cierto sarcasmo en sus declaraciones, semejante al que se advierte al lamentar que la UE haya iniciado estas consultas con plazos acotados y escasa evidencia aducida, dejando los derechos chinos en una posición vulnerable.
- Pero el escrutinio no se limita solo a las marcas chinas. Se ambiciona una pesquisa exhaustiza que no ignore a las marcas europeas e internacionales que operan en tierras chinas. Es decir, no sólo Tesla, Volkswagen y BMW serán afectados. Alemania podría enfrentarse a un golpe de grandes proporciones, por su relevancia en el sector automotor y su especial relación con China.
- Alemania podría enfrentarse a un golpe de grandes proporciones, por su relevancia en el sector automotor y su especial relación con China.
- A pesar de las protestas teutonas, Bruselas parecen tener la firme intención de continuar con su peculiar ‘CSI financiero’. Además, la investigación podría prolongarse incluso hasta un año y se enfocará en el período que culmina el 30 de septiembre de 2023.
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Coches eléctricos Chinos en el mercado europeo
- Si has mantenido la mirada en la evolución del coche eléctrico, tendrás claro que no es la primera vez que la Unión Europea arrima el hombro contra Beijing. En esta coyuntura, da la sensación de que el cuadrilátero se ha desplazado al terreno de los vehículos eléctricos y se activan las señales de alarma.
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Alif, Latifa y sus aliados europeos están sumergidos en el conflicto de los coches eléctricos. Pero ¿cómo impactará en empresas como Tesla, BMW o Volkswagen que producen sus coches en China? Si eres alemán, será conveniente que refuerces tu agarre sobre la jarra de cerveza, porque no se avecinan tiempos tranquilos.
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Conclusión
- Cuando reconocemos la tómbola que son las finanzas internacionales, asuntos comerciales nunca acaban siendo simples «negocios». Parece que una Comisión Europea dispuesta a salvaguardar su industria automovilística, no contempla, en un primer vistazo, impactos positivos para los votantes chinos. Esto, queridos lectores, podría desencadenar una respuesta que llevaría al sector a un conflicto quizás, inesperado.
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Podemos planteamos, ¿qué sucedería si estos aranceles alcanzan a empresas como Tesla, Volkswagen o BMW, que producen vehículos en China?
Exacto, la consecuencia se traduciría en un descenso de las exportaciones y una factible respuesta de la parte china. Alemania sería el país más perjudicado, aunque las repercusiones no se delimitarían tan solo a sus límites geográficos, sino sensato impacto en la ya debilitada cadena de suministro a nivel mundial. Eso sin mencionar, por supuesto, el impacto para el consumidor final, que se enfrentaría a un incremento en los precios de estos automóviles eléctricos.
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Al margen, no podemos pasar por alto el peso del mercado eléctrico chino. Con un 8% de representación en la UE, esta presión extra solo pone de manifiesto la creciente batalla en el universo de los coches eléctricos. Esto, sin si quiera mencionar el aspecto precio, un 20% inferior que los equivalentes europeos. Estas cifras justifican la demanda de una competencia justa para conseguir un mercado saludable.
Como dice el viejo proverbio, «No hay humo sin fuego». Y en este escenario, el fragor del rumor no surge de un tranquilo río europeo, sino del majestuoso Yangtsé, enclavado en la vasta China, cuna de generosos subsidios a su sector de vehículos eléctricos. Tanta generosidad, proveniente de una fuente tan remota, ha provocado curiosidad tanto en Bruselas como en Beijing. Pero, cabe preguntarnos, ¿qué desencadenaría si estos aparentes incentivos estuvieran polarizando la competitividad de los autos eléctricos chinos sobre los europeos?
Entonces surge la pregunta: ¿Por qué debería importarnos esto? Permítanme contextualizar. Según cifras recientes, las marcas chinas ya poseen un 8 % del mercado de vehículos eléctricos de la UE. Si a eso le sumamos que los coches eléctricos chinos son un 20 % más baratos que los europeos, nos enfrentamos a una particular partida de piedra-papel-tijera, en donde la imposición de tarifas podría convertirse en un as bajo la manga o un tiro en el pie para la UE. La partida se decidirá con base a la estrategia que se desarrolle en los doce meses siguientes, durante los cuales la investigación estará en curso.
Alemania, que tiene una fuerte conexión con China en su industria automotriz, juega a todo o nada. Tesla, Volkswagen, BMW… varias marcas «hechas en Alemania» que fabrican sus productos en China podrían presenciar un aumento abrupto de sus precios de mercado por una decisión ajena. Como podrán apreciar, este es un tema cuyas repercusiones podrían ser exorbitantes tanto a nivel global como local. Todos atentos, porque esto promete. Ahora sólo queda esperar los resultados de esta trama europea y prepararnos para un nuevo episodio en la crónica de las relaciones económicas internacionales.
En el álgido mundo de las finanzas globales, no es nada raro ver cómo las pugnas se convierten en duros choques, especialmente entre gigantes económicos. Es precisamente lo que ha ocurrido recientemente entre la Unión Europea y China, donde la actitud defensiva de la primera ha sido calificada por el Ministro de Comercio chino como un «evidente comportamiento proteccionista«. Las investigaciones de la UE parecen haber golpeado una fibra sensible, empujando al ministro a acusarles de intentar «alterar y distorsionar severamente la cadena de suministro de la industria automotriz mundial, incluyendo la propia UE«.
La potencial decisión de la Unión Europea de fijar tasas de importación a vehículos eléctricos de origen chino es un asunto que ha sacudido el panorama del sector de vehículos eléctricos mundial, sin duda. Pero, ¿qué ocurriría si extendiésemos nuestra vista más allá de la perspectiva europea para considerar las posibles repercusiones en otras grandes marcas internacionales? Enfoquemos el lente en Tesla, Volkswagen y BMW. Sí, has leído correctamente. Estas superpotencias industriales podrían también quedar atrapadas en este laberinto global de tasas y tarifas.
En su deseo de proteger sus propios intereses industriales, la UE podría terminar disparándose en el pie, infligiendo daño a empresas internacionales que han visto en China un trampolín para su expansión. No obstante, el desenlace aun no está decidido y depende de cuán lejos esté dispuesto a llegar Bruselas, aunque todo apunta a que está listo para llegar hasta el final.
Al final, es un claro reflejo de cómo una única decisión puede perturbar el equilibrio de una cadena de suministro global tan compleja. Como decía nuestro venerado Confucio: «Antes de iniciar la venganza, excava dos tumbas». A ver si nos va a pasar lo de las películas de acción y la bala nos vuelve a nosotros.
De momento, solo podemos seguir de cerca la evolución de esta trama comercial y tener preparadas las palomitas para el próximo capítulo. Yo pongo la película, pero cada uno trae su refresco.
Alemania se halla en una posición atípica debido a su dependencia en la poderosa industria automotriz que en estos momentos se encuentra bajo el escrutinio de la Unión Europea. Sin duda alguna, es una situación que genera tensiones, ya que Alemania es un país que vive y respira automóviles. Sin embargo, su relación económica con China la coloca en una posición delicada ante posibles represalias derivadas de las investigaciones.
En este entramado de intrigas y estrategias geopolíticas, Alemania se preocupa ante la idea de ver disminuir su participación en el mercado automotriz a causa de posibles aranceles de importación.
Es una situación que va más allá de los negocios y se adentra en el complicado tablero del ajedrez económico global.
No obstante, Alemania es un viejo lobo en este juego y, a pesar de la incertidumbre, sigue avanzando con paso firme.
Quizás se trate solo de un golpe de timón antes de la recta final. Veremos cómo se desarrolla la melodía económica global tras todas estas maniobras y giros.
La Unión Europea ha emprendido una aventura a lo Sherlock Holmes para investigar meticulosamente el tablero del sector vehículos eléctricos en China. Parece que a Europa le inquieta los generosos subsidios de Beijing, sugiriendo la posibilidad de desbalance en nuestra propia industria. Todo depende de la partida de este ajedrez global, que podría desembocar en el establecimiento de aranceles de importación a vehículos procedentes de China.
Actualmente, las marcas chinas abarcan el 8% del mercado de vehículos eléctricos de la UE, con precios que son, de media, un 20% más asequibles que los de los competidores europeos. Esto ocurre en un intento de la UE por desligarse comercialmente de la segunda economía más potente del mundo. Un trama financiero que promete tensiones y giros inesperados. No perdamos de vista el tablero.
No cabe duda de que la industria de los vehículos eléctricos vive una era dorada. Y como era de esperar, China, ese gigante oriental, no podía quedarse atrás. En un viraje digno de un invasor protagonistico en una película de ciencia ficción, las marcas chinas han irrumpido en el mercado europeo con un empuje arrollador, ávidas de conseguir su porción de esa tarta electrificada. De hecho, en la actualidad ya acaparan un asombroso 8% del mercado de coches eléctricos en la Unión Europea. Sí, estás leyendo bien, 8%. ¿Cuál será la postura de la Unión Europea ante este escenario? ¿Gestos de sorpresa y maniobras cuidadosas para equilibrar el tablero? Todo está por desvelarse.
Pero, ahondemos en el asunto, no puede ser tan terrible, ¿no es cierto? Permíteme proporcionarte este dato revelador: los precios de los coches eléctricos chinos comercializados en la Unión Europea son un 20% más bajos que los que ofertan nuestros estimados y gloriosos fabricantes europeos. No olvidemos que estamos hablando de vehículos eléctricos -la última tendencia en la que están apostando todas las grandes firmas y las economías de los países, con inversiones que parecen números mágicos sacados de un cuento de Harry Potter. ¿Inquietante? Puede que sí. ¿Injusto? Eso parece indicar Bruselas. Y es en este escenario donde el felino oriental se enreda en el ovillo de lana europeo.
Ahora, con amenazas de aranceles a la importación sobrevolando el horizonte como aves de presagio, solo el transcurrir del tiempo desvelará las consecuencias en el mercado europeo de esta incursión china. Sobreviviremos, sin duda alguna. Pero, ¿a qué coste? Esa es la pregunta que revolotea en las mentes de todos nosotros en el viejo continente.
En la escala global, en la que las energías renovables y la sostenibilidad ocupan un lugar cada vez más relevante, resulta una paradoja que la Unión Europea esté indagando sobre China, el fabricante líder de vehículos eléctricos, por prácticas comerciales injustas. Nos hallamos no solo frente a una simple disputa mercantil, sino también en medio de una partida de ajedrez geopolítico que, mal manejada, puede derivar en complicaciones serias para la industria automotriz.
En última instancia, esta investigación refleja claramente los esfuerzos de la UE por adquirir una mayor independencia económica respecto a China. Aunque, ¿es lícito sacrificar el acceso a los vehículos eléctricos y dañar, potencialmente, nuestra industria automovilística en pos de esa ansiada autonomía? Esta cuestión la dejamos en manos de los expertos… y del tiempo, que nos dirá en qué dirección avanza la UE en este juego estratégico de poder.
En resumen, esta pesquisa no solo determinará la relación comercial entre la UE y China, sino que podría reconfigurar la industria de vehículos eléctricos a escala mundial. Lo que es seguro es que la sobrecargada agenda de problemas globales no requería de una pesquisa de esta magnitud, pero aquí estamos, aguardando para ver cómo se resuelve este enredo financiero y cuál será el siguiente movimiento en este ajedrez geopolítico. El peón se ha movido, ahora a ver si le toca al rey.
Fuente de la noticia: https://www.scmp.com/news/china/diplomacy/article/3236792/china-bites-back-eu-launches-probe-electric-vehicle-industry