Este año Nvidia se ha consolidado como la multinacional de semiconductores más valiosa a nivel mundial, alcanzando una capitalización bursátil cercana a los 12 billones de dólares. La clave de este ascenso reside en dos cambios tecnológicos impulsados por la propia compañía: la computación acelerada y la IA generativa.
El primer cambio se refiere al auge de los GPUs (unidades de procesamiento gráfico), originariamente destinados a gráficos de videojuegos, que hoy en día son aplicados a la nube y otros usos de alto rendimiento, acelerando el tiempo de cálculo muy por encima de lo que el CPU puede lograr solo.
El segundo cambio tiene que ver con la foco en la inteligencia artificial generativa, cuyo atractivo reside en la capacidad de crear un algoritmo de IA que a su vez pueda «generar» contenido como textos, imágenes, vídeos, código de software y decisiones robóticas, como la tecnología de vehículos autónomos.
Estas innovaciones han posicionado a Nvidia como pionera en la actualización de la infraestructura de los centros de datos hacia el uso de chips diseñados por la propia compañía para abordar estos nuevos retos tecnológicos. Es por ello que se espera un importante incremento en los ingresos de Nvidia, en particular en su segmento de centros de datos e IA.
A pesar de este prometedor panorama, el gran reto para Nvidia será justificar su elevada capitalización bursátil, que actualmente la sitúa entre las acciones tecnológicas más valoradas. Para ello, deberá continuar su expansión rápida y mantener un alto nivel de ganancias.