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El año pasado, se predijo que la economía de EE.UU. se encaminaba hacia una recesión, lo cual no sucedió. Este año, las expectativas de un aterrizaje suave son altas, pero Andrew Hollenhorst, economista jefe de EE.UU. en Citi, anticipa un escenario menos optimista, pronosticando un aterrizaje duro. Según él, la inflación y el mercado laboral experimentarán una debilidad significativa, llevando a la Reserva Federal a realizar cuatro recortes de tasas. Un informe reciente del Departamento de Trabajo mostró una adición de 175,000 empleos en abril, cayendo por debajo de las expectativas y revelando posibles señales de un enfriamiento económico. Hollenhorst subraya la creciente dificultad para encontrar empleo y un aumento del temor entre los empleados sobre la seguridad de sus trabajos como indicadores de un posible debilitamiento económico. A pesar de los informes laborales positivos, advierte sobre la posibilidad de una recesión hacia mediados de año.

El Banco Central Europeo (BCE) insinúa una pronta reducción de tasas de interés, anticipándose a la Reserva Federal en un cambio significativo de política. Este movimiento podría darse a pesar de las políticas en EE.UU., destacando la independencia del BCE y su enfoque en los datos de la zona euro más que en las acciones de la Reserva Federal. Con la inflación europea suavizándose, desde casi el 11% a finales de 2022 al 24% en marzo, las apuestas están puestas en un inminente recorte de tasas. A diferencia de EE.UU., donde la inflación se debe a un mercado laboral ajustado y un fuerte consumo, Europa enfrenta una desinflación por la disminución de los precios energéticos provocados por factores geopolíticos. Este escenario sugiere un manejo diferenciado de la política monetaria frente a choques de inflación distintos.

Tras la reciente alarma en los mercados por un informe de inflación superior al esperado, funcionarios de la Reserva Federal (Fed) han mostrado una actitud tranquilizadora hacia el futuro económico. John Williams de la Fed de Nueva York y Susan Collins de la Fed de Boston señalaron la posibilidad de reducir las tasas de interés dentro del año si la tendencia decreciente de la inflación se confirma con más datos. Este anuncio surge en un momento donde la economía muestra signos de irregularidad en su camino hacia una inflación del 2%, lo que requiere de una paciencia estratégica. Los mercados, previamente agitados por los altos índices de inflación reportados, ajustaron sus expectativas respecto a la política monetaria futura, anticipando menos recortes de tasas de lo previamente estimado. Sin embargo, la Fed mantiene una postura flexible, enfatizando la necesidad de adaptar su política monetaria para mantener el rumbo deseado de inflación y estabilidad económica.