La Reserva Federal de EE.UU. enfrenta un delicado equilibrio al tratar de contener la inflación sin desatar una recesión. En su esfuerzo por alcanzar un «aterrizaje suave», los responsables de la política monetaria se encuentran en una encrucijada respecto a cuándo reducir las tasas y aliviar la presión sobre hogares y empresas.
Históricamente, prever el momento adecuado para reducir las tasas y frenar una posible recesión ha demostrado ser desafiante. Las tres recesiones previas a la pandemia del coronavirus comenzaron a manifestarse entre tres y trece meses después de que la Reserva Federal había comenzado a reducir los costos de endeudamiento.
Actualmente, los inversores pronostican una baja probabilística de otra subida de tasas, a pesar de que la economía se sigue mostrando resistente y que la inflación persista. La Reserva Federal, por su parte, ha declarado la necesidad de mantener una política restrictiva durante algún tiempo y estar preparada para aumentar aún más las tasas.
La corrección necesaria para combatir la inflación sin restringir más de lo necesario la actividad y estar preparada ante cualquier desaceleración económica es delicada. Sin embargo, si se logra este equilibrio, podría determinar la dirección general de la economía para 2024, un año de elecciones presidenciales.
El panorama se torna aún más complejo considerando que, aunque la inflación ha caído desde sus máximos en 2022, las presiones subyacentes sobre los precios se están moviendo con mayor lentitud. Para lograr una lucha efectiva contra la inflación y lograr un «aterrizaje suave», la anticipación y precisión en la toma de decisiones será fundamental.