Aunque el dinero fiduciario es lo que conocemos como «dinero» en estos tiempos, la historia de la humanidad es la historia del intercambio y con este, del dinero en cualquiera de sus formas. En la antigüedad, las sociedades escogieron a menudo un metal precioso como dinero, pero también se usaron caparazones de tortuga, colmillos de jabalí, barras de sal cristalizada, piedras redondas sin centro y no, no estamos haciendo un hechizo, todo eso fue dinero en algún momento, En fin, cualquier cosa que pudiera cumplir con las propiedades deseables del dinero, a saber: portabilidad, durabilidad, divisibilidad, uniformidad y reconocimiento.
Este proceso de selección pasa por el ensayo y error, con el tiempo las personas llegan a seleccionar el elemento que les ofrezca los beneficios a menor costo como medio de pago común. De este modo, aquello que sirve como dinero en una economía cambiará en la medida en que se modifican los costos de producción que tienen formas alternativas de dinero. Cada vez que un gobierno escoge una moneda “adecuada” esta servirá como medio de pago sólo si quienes la utilizan la consideran valiosa.
El Dinero Como Activo
El dinero se puede considerar un activo o algo de valor, el cual se acepta por su liquidez, lo que no tiene que ver con que se vaya como agua entre los dedos, sino por la facilidad con la que puede intercambiarse por otros activos, bien sea por su valor en sí mismo gracias al material que lo constituye, por su respaldo en otros activos como el oro o por la confianza depositada en el respaldo que le otorga el emisor. Estos elementos nos permiten hablar de diferentes tipos de dinero, veamos cada uno con un poco más de detalle.
Cuando el dinero está constituido por mercancía que tiene un valor y uso no monetario recibe también el nombre de dinero-mercancía, existiendo dos dos tipos. Uno de ellos es el full-bodied money (vale lo que pesa en oro ¿les suena?) es decir, la pieza monetaria en sí misma tiene una mezcla de metales que representan exactamente el valor facial (esto es lo que dice la moneda que vale). Este valor no suele ser estable en el tiempo, ha ocurrido que la fluctuación en los precios de mercado de los materiales con los que está hecho el dinero circulante superan el valor de lo que indica la pieza y las personas prefieren fundirlo, almacenarlo o venderlo.
El otro tipo de dinero-mercancía es el representative full-bodied money. En este caso tienes una pieza monetaria que representa un certificado de que se puede convertir en una mercancía como oro o plata que se encuentra en las reservas del emisor (algo así como una ficha de casino). Por ejemplo, antes de 1933 los certificados de oro tenían gran circulación en Estados Unidos como moneda, estos certificados representaban la cantidad equivalente de monedas de oro o lingotes de oro que poseía el Tesoro.
El Patrón Oro
Durante la mayor parte de la historia del dinero, éste tenía valor en sí mismo. El oro y plata fueron los metales más empleados para hacer monedas y son aún muy cotizados en todas las sociedades. Sin embargo, a medida que el mundo evoluciona y las transacciones fueron creciendo, no resultaba nada práctico emplear este tipo de piezas monetarias, imagínese usted cargando oro o plata en su cartera o tratando de ocultar, por seguridad, que lleva grandes cantidades. Posteriormente, y de forma mixta, se creó un sistema denominado Patrón Oro en el que las monedas y billetes estaban respaldados por una cantidad de oro. Aun cuando las monedas no estaban compuestas de oro, cada pieza daba derecho a cierta parte de este metal, cada país basaba su cantidad de dinero en circulación directamente con la cantidad de oro que poseía custodiado en sus reservas. La forma de equilibrar sus balanzas de pagos era a través de la libre importación y exportación de oro.
El primer país en establecer al oro como institución legal fue Inglaterra en 1819. La norma estableció que el papel moneda fuera intercambiable por una cantidad de oro definida, es decir, a precio fijo. Al ser la primera economía mundial de la época impulsaron con el poder de su moneda (la libra esterlina) tal sistema monetario que otras potencias adoptaron a lo largo del siglo XIX. En el caso de Estados Unidos, el vínculo oro-dólar se formalizó en 1900.
El patrón oro tuvo como principales virtudes la disciplina externa, un país no podía hacer emisiones de moneda que superaran su capacidad de respaldo con lo que tenían en reservas, lo que permitió una larga etapa de bajos tipos de interés y estabilidad de precios, además su funcionamiento automático excluía al mercado político de las decisiones monetarias. Por otro lado, al tener un patrón de valor común, los movimientos internacionales de capitales se facilitaban por la eliminación del riesgo cambiario. El tipo de interés era un precio (precio del dinero) que permitía comparar la situación relativa de los distintos países y sus diferenciales inducían los movimientos necesarios para los ajustes, marcando los puntos de entrada o salida del oro. Sin embargo, introducía una considerable rigidez y lo hacía difícilmente generalizable y apenas compatible con las necesidades de la economía en el largo plazo. Como todo sistema de base metálica, su principal virtud era también su mayor limitación.
La decisión de aceptar o no la disciplina del oro, es decir, asumir la obligación de canjear sus billetes por oro si alguien lo requería no implicaba protocolos compartidos o instituciones de vigilancia comunes. Cada país debía ganarse la credibilidad de que su moneda se sostenía en el patrón. Por eso las crisis eran individuales y se desataban cuando un país no era capaz de mantener la convertibilidad.
La Confianza Como Activo
Con la I Guerra Mundial el esquema del Patrón oro se debilitó en la medida en que los países participantes en el conflicto necesitaban muchos más recursos económicos de los que podían respaldar según su cantidad de oro. Esto llevó a la impresión de más dinero en papel no respaldado por reservas de oro que hicieron que el sistema perdiera toda utilidad, de hecho, esto provocó hiperinflación en algunos países como Alemania.
Transmitir confianza en la continuidad de los compromisos se convirtió de este modo en una preocupación constante de los países que adoptaron este régimen monetario. El patrón oro clásico impulsado por Gran Bretaña hasta 1914 fue sustituido en 1925 por un modelo basado en la posesión de lingotes de oro intercambiables a billetes solamente por encima de una cantidad mínima y mediante el uso de múltiplos de la misma.
La amplia demanda de oro provocada por las sucesivas adhesiones al patrón y el crecimiento económico y del comercio desde mediados de siglo, chocó con las limitaciones del metal y produjo una etapa de escasez de dinero. Un proceso químico descubierto en 1914 permitió incorporar a la oferta el oro africano, sin embargo, la temporal escasez y sus consecuencias fueron suficientes para que algunos economistas, como J.M.Keynes, discutieran los intentos de restaurar el patrón en la posguerra, pidiendo a cambio un sistema fiduciario comprometido con la estabilidad, pero con necesarias dosis de flexibilidad.
Justo antes de que explotara la Gran Depresión, el modelo había evolucionado. Los países que seguían el patrón oro compraban y vendían divisas (dinero) de países que funcionaban siguiendo el modelo clásico.
Finalmente, en 1971, con Richard Nixon como presidente, se “cierra la ventana del oro” y Estados Unidos deja de utilizar el patrón oro .
En la actualidad, utilizamos un sistema fiduciario, que viene del latín fiducia que significa fe o confianza, es decir, un sistema basado en la confianza o fe en la valoración de las monedas y billetes. Bajo este patrón el dinero no puede intercambiarse por ningún metal precioso. Un patrón monetario fiduciario se basa en la confianza que tiene el público de que podrá cambiarlo por bienes o servicios.
Esta confianza se basa en dos características importantes: por un lado, aceptabilidad, la gente los acepta porque confía que más tarde serán aceptados sin problemas en otros intercambios, por otro lado, poseen un valor predecible, es decir, que el poder adquisitivo de esa moneda no varía de manera abrupta.
El dinero fiduciario está controlado y emitido por organismos, generalmente los Bancos Centrales de cada país y sujeto a decisiones centrales supranacionales como; el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo, el Banco Europeo de Inversiones y otras organizaciones internacionales. Estos organismos velan por la autenticidad y dan confianza a los usuarios-consumidores, respaldando el sistema.
Si bien es cierto que entre el patrón oro y el fiduciario son más las diferencias que las similitudes, es posible extraer lecciones del pasado para afrontar el presente. Si en el patrón oro la responsabilidad era individual, en los patrones fiduciarios las instituciones, uniones y acuerdos monetarios le dan un carácter colectivo, por eso se necesitan reglas claras e instituciones conjuntas que incluyan, por supuesto, mecanismos contundentes que mantengan a salvo el sistema de confianza, que dejen poco margen a la política. El sistema fiduciario no puede recuperar la simplicidad del oro, esto significa que, de sostenerse, ha de hacerlo con instituciones complejas, lo que no quiere decir confusas. De lo contrario habrá que dar paso a algún sistema que permita fortalecer la confianza para que siga siendo un activo. De lo contrario, pueden surgir sistemas alternativos como el Bitcoin.
Referencias:
Pulsinelli, M., & Miller, R. (1992). Moneda y banca. México D.F.