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Introducción
- Por un lado, la reciente reducción del suministro de la OPEP+ podría extinguir las reservas de petróleo tan pronto como este año. ¿Implicaciones? Piensa en una sartén sin aceite; es ineludible que los precios se disparen. Por otro lado, la AIE prevé un enorme incremento de demanda, con un aumento de 22 millones de barriles por día para 2023, impulsado por los viajes aéreos en verano, el uso creciente del petróleo en la generación de energía y el gigante, China, buscando nuevas aplicaciones del crudo.
- Sin duda, suenan campanas de alarma, pero no debemos olvidar que «la oscuridad es más intensa justo antes del amanecer». Se espera que la demanda disminuya notablemente en 2024, con un crecimiento de tan solo 1 millón de barriles por día. ¿El motivo? Parece que estamos disfrutando de un respiro en la recuperación de la pandemia, pero las condiciones macroeconómicas no pintan tan favorables. Si a esto le sumamos la electrificación cada vez mayor del parque automotor, estaríamos presenciando el preámbulo del fin de una era.
- Con esto en mente, la pregunta a hacernos es: ¿estamos listos para danzar al compás de la sinfonía económica global? ¿Nos estamos preparando para la inevitable transición de los combustibles fósiles a la energía renovable, como la que propone Zachary Kirkhorn, ex CFO de Tesla?
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La OPEP+ y el recorte de suministro
- Estos recortes, que buscan robustecer el mercado desde finales de 2022, han desencadenado una restricción en la disponibilidad de petróleo. Junto con el creciente consumo global, la tendencia de los precios del petróleo es ascendente, rompiendo los 88 dólares el barril el último jueves, máximo desde enero.Aquí entra en juego en nuestra anterior publicación acerca de cómo la recesión global podría empujar el precio del petróleo a $70.
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Atendiendo a los actuales propósitos de la OPEP+, la AIE anticipa una reducción de las reservas en 22 millones de barriles diarios (bpd) en el tercer trimestre y 12 millones de bpd en el cuarto. Este ajuste podría desencadenar un riesgo adicional de encarecimiento.
- Por otro lado, la demanda prevista para 2023, proximada en 22 millones de bpd por la AIE, podría tener un enfriamiento en 2024. Se espera un crecimiento de apenas 1 millón de bpd ese año, condicionado por una economía global poco dinámica, el cese de la recuperación post-pandemia y el aumento en la adopción de vehículos eléctricos.
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Sobre el mismo tema, las proyecciones de crecimiento de la demanda de AIE y OPEC discrepan. La OPEC persiste en su expectativa de que la demanda de petróleo ascenderá a 225 millones de bpd en 2024, mientras que la AIE moderó su cálculo en 150,000 bpd respecto al último mes.
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Caída del suministro global de petróleo
- Arabia Saudita, principal actor del suministro petrolero en Asia y conductor de años del mercado, decidió apretar los dientes y ofrecer una menor cantidad de petróleo lo que resuena a nivel global. Pero la labor de suministro no es un acto solista, existen otros jugadores en escena.
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Rusia, a pesar de las vaivenes del mercado, mantuvo su ritmo de exportaciones. En julio, no titubeó y sirvió al mercado unos firmes 73 millones de barriles de petróleo por día.
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También es importante poner sobre la mesa la cuestión de los inventarios petroleros. Las estadísticas apuntan a una posible disminución de unas 22 millones de barriles por día en el tercer trimestre, y 12 millones en el cuarto. Para los inversores, estos números suponen un serio aliciente al riesgo.
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Demanda en 2023 y previsiones para 2024
- Los pronósticos para 2024, sin embargo, nos conducen hacia mares revueltos. A pesar de la mayor dependencia de economías emergentes y en crecimiento, como China, en la petroquímica y producción de energía, se divisan señales que podrían indicar un ralentizamiento de la demanda de petróleo, más abrupto que un vuelo de negocios cancelado. Aquí requerimos nuestra visión de economista vidente. Este enfriamiento se vaticina por el estancamiento de las condiciones macroeconómicas, el debilitamiento de la recuperación pospandémica y la creciente prevalencia de los vehículos eléctricos.
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El panorama económico muestra señales de atasco y, al igual que un lobo disfrazado de oveja, el impulso inicial de la recuperación pospandémica se ha desvanecido. Los efectos duraderos de la pandemia y las respuestas globales empiezan a pesar sobre nuestros bolsillos, generando una sensación de incertidumbre económica que podría reducir la demanda de petróleo.
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Además, los vehículos eléctricos y el amor por la naturaleza están ganando terreno a pasos agigantados, y es probable que el petróleo ya no sea el único jugador en el campo energético. Vemos una tendencia que no se inclina hacia el petróleo. ¿Y las empresas petroleras? Nos preguntamos si están preparadas para reconocer y afrontar el impacto que las tecnologías limpias podrían tener en su modelo de negocio.
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Conclusión
- Las reservas de petróleo pueden agotarse en el presente año, según una advertencia de la Agencia Internacional de Energía (AIE). Esto apunta a un posible aumento de precios para el consumidor final.
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La táctica de la OPEP+ de recorte de suministro de petróleo está teniendo un impacto considerable. De acuerdo a las estimaciones de la AIE, el inventario de petróleo podría disminuir en 22 millones de barriles diarios en el tercer trimestre y 12 millones durante el cuarto. Esto alerta sobre el riesgo de un alza aún mayor de los precios.
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A pesar de que Arabia Saudí ha disminuido su producción, Rusia mantiene sus exportaciones estables en torno a 73 millones de barriles diarios.
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Simultáneamente, la demanda de petróleo sigue creciendo, impulsada por factores como el viaje aéreo de verano, el uso creciente de petróleo en generación de energía y las actividades petroquímicas de China.
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Desde una perspectiva más amplia, existen incertidumbres en el horizonte. La AIE prevé un crecimiento moderado de tan sólo 1 millón de barriles diarios para 2024, algo que difiere bastante con las proyecciones de OPEP+ que prevé un incremento de la demanda de 225 millones de barriles diarios.
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Ante estas diferentes proyecciones, el texto se pregunta, «¿cuál es nuestra jugada mientras los expertos debaten?».
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Como inversores, se debe estar preparado para posibles oscilaciones en los precios del crudo a corto plazo y contemplar estrategias de inversión que abarquen tanto la posible disminución de suministros como el crecimiento de la demanda previsto para 2024. Se debe considerar carteras diversificadas que incorporen otros activos como las energías limpias o incluso las criptomonedas, tal como se discutió en un artículo anterior.
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La economía es un toro indomable y la variabilidad en los mercados, su cuerno más agudo. Como siempre, la prudencia y la diversificación son nuestros mayores baluartes. El que no se arriesga no avanza.
¿Y si te dijera que la bebida oscura que mueve el globo podría estar desapareciendo y no, no es el café, sino el petróleo? Tus cejas podrían arquearse con incredulidad y tienes razón. Hemos escuchado advertencias sobre el agotamiento de existencias de petróleo durante años, pero algo distinto se está gestando en la cocina económica global. Acomódate y presta atención, pues la OPEP+ y la Agencia Internacional de Energía (AIE) tienen algo que compartir.
La perspectiva de un agotamiento del stock de petróleo durante este año se dibuja en el horizonte, como resultado de los recortes en su suministro implementados por la OPEP+. Esta situación, avistada por la Agencia Internacional de Energía (AIE), sugiere que la demanda, superando al suministro, podría propulsar los precios al alza.
No obstante, existen factores que podrían suavizar el impacto. Por mencionar uno, las exportaciones de petróleo ruso se mantuvieron constantes en alrededor de 73 millones de bpd en julio, pese a una disminución significativa en la producción de Arabia Saudita.
En resumen, el escenario petrolero de 2023 se esboza con un consumo en alza y un suministro limitado, bajo el prisma de factores económicos posibles de alterar la evolución de ambos. Desde esta perspectiva, vislumbro un incremento en la presencia de vehículos eléctricos en nuestras ciudades en un futuro próximo.
El mes de julio trajo consigo sorpresas para el mercado petrolero. Una notable disminución en la producción de crudo agitó la estabilidad del sector, siendo la OPEP+ la protagonista de esta trama con sus conocidos recortes de suministro.
Al mismo tiempo, es crucial no perder de vista el horizonte a largo plazo. A pesar de la creciente demanda esperada para 2023 -incentivada por factores como los viajes de verano, mayor uso de petróleo para generar energía o la creciente industria petroquímica en China- el ritmo podría frenar en 2024. La demanda podría limitarse a tan solo 1 millón de barriles por día.
Razones no faltan: incremento de vehículos eléctricos, una recuperación pospandémica que pierde fuelle, y un panorama macroeconómico que no acaba de despegar. Estos factores podrían enfriar la demanda de petróleo y, si los recortes de suministro de la OPEP+ persisten, los inventarios podrían agotarse y los precios podrían alzar el vuelo.
No tenemos certeza de lo que ocurra más allá de 2024. Pero claro está que la industria petrolera navega en aguas turbulentas, y se necesita habilidad para leer las señales y ajustar el rumbo. Al fin y al cabo, como bien sabemos en este sector, el que se adapta, sobrevive.
La previsión para la demanda de petróleo sugiere un incremento significativo en 2023, impulsado por el repunte de los viajes aéreos de verano, la mayor dependencia del uso de petróleo en generación de energía y la notoria actividad petroquímica china. En efecto, es tiempo de apretar cinturones, en sentido literal y figurado, pues la despegada de los aviones y el consumo de energía se disparará mientras ansiamos regresar a la ‘antigua normalidad’. El petróleo, como siempre, se mantendrá prestando su esencial servicio energético ante esta creciente demanda.
En resumen, el 2023 parece ser un año brillante para el petróleo, gracias a factores de alta demanda como los viajes en verano y proyectos de energía. Pero 2024 parece ser el momento en que el petróleo pierda su fulgor, a medida que los cambios en la economía, el debilitamiento de la recuperación pospandémica y el auge de los vehículos eléctricos reduzcan la demanda global. Si quieres saber cómo estos cambios pueden afectar tus inversiones, te recomendamos leer nuestro artículo titulado Advertencia de Morgan Stanley sobre posibles problemas en acciones de EE. UU.
Analizando el panorama económico emergente
La producción de petróleo sigue su curso
Una mirada hacia el futuro
Estrategias de Inversión
Conclusiones
Fuente de la noticia: https://www.reuters.com/markets/commodities/iea-lowers-2024-oil-demand-growth-forecast-2023-08-11/