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Introducción
- Además, evidenciamos señales de una desaceleración económica global: el descenso de PMI no manufacturero de EE.UU en junio; el PMI manufacturero lleva 9 meses consecutivos deteriorándose, algo que no sucedía desde 2008. El LEI también ha bajado, marcando su descenso más continuado desde 2009.
- Mientras tanto, Europa tampoco es una excepción. La HCOB muestra un descenso en la producción empresarial, y el indicador PMI compuesto de la zona euro ha caído a 48.9 en julio. Alemania, una de las mayores economías europeas, también sufre contracciones y vemos cómo el PMI manufacturero ha caído a su punto más bajo en 38 meses.
- China, la segunda economía más grande del mundo, tampoco se recupera como se esperaba tras el impacto del COVID-19 en la economía. Su PMI sólo ha alcanzado 49.3 en julio, una ligera mejoría respecto a junio.
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La dinámica del mercado del petróleo
- Existe una amenaza muy real de desaceleración económica global. El índice PMI no manufacturero de EE.UU ha descendido de 539 a 527 en junio, mientras que el PMI manufacturero mantiene una tendencia bajista por noveno mes seguido.
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La zona euro tampoco escapa a este empuje bajista, con una palpable caída en la actividad económica. Alemania, ese motor de la economía europea, muestra signos de desgaste con una contracción económica del 0.1% en el primer trimestre de 2023. A nivel global, la falta de demanda y la débil actividad económica impactan negativamente en el mercado laboral.
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En Asia, China tampoco ofrece noticias alentadoras tras su reapertura post-COVID. Sus datos indican una reducción general en la actividad empresarial, con un PMI que apenas asciende a 493 en julio.
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El recorte de producción de la OPEC+ podría interpretarse como un indicio de una demanda débil que se prolonga hasta fin de año. La escasez de suministro y la disminución de demanda crean una paradoja económica difícil de ignorar.
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Señales de una recesión global
- Fijemos nuestra vista en Europa. Es desconcertante comprobar cómo la economía de la zona euro ve caer su producción empresarial. El índice HCOB flash PMI, un barómetro de la producción empresarial, revela una dolorosa realidad: una notable contracción, la mayor en los últimos ocho meses, llegando a bajar de 50 en junio a 48.9 en julio.
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Ciertamente, la crisis económica germana se cierne sobre Europa como un espectro ominoso. Y China, a pesar de su aparente resiliencia frente al COVID-19, también muestra signos de preocupación.
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Implicaciones para el mercado del petróleo
- Los continuos recortes en la producción de la OPEP+ se han hecho sentir, presagiando limitaciones de suministro y una tendencia ascendente. Sin embargo, no olvidemos que estos recortes de producción se originan por preocupaciones sobre la débil demanda de petróleo. Esto en sí mismo es un indicativo claro de una visión más pesimista que optimista.
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La amenaza de una desaceleración económica global se está haciendo palpable. Desde EE.UU hasta la zona euro, el deterioro económico es evidentemente visible. Los gigantes económicos no están exentos de esta encrucijada. Alemania, pilar de Europa, y China, líder asiático, también se enfrentan a desafíos enormes.
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En este contexto, la verdadera lectura de los recortes de producción no es una falta de oferta, sino una reducción de la demanda. Por tanto, nos enfrentamos a una perspectiva futura más restringida, donde debemos mirar más allá de las apariencias. Las señales nos indican una tendencia bajista para los precios del petróleo, posiblemente cayendo a los bajos $70 o mediados $60 antes de finalizar el año.
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Conclusión
- Hace poco, vivíamos un auge en los precios del petróleo que aún deja huellas. Pero aquellas proyecciones que indican que llegaríamos a los «$100 por barril» antes de fin de año, podrían tener su brújula desorientada. Hay a la vista un conjunto de «factores bajistas» que sería un error pasar por alto.
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Las alarmas se encienden. Miremos a EE.UU con un descenso en su «PMI no manufacturero» y el «PMI manufacturero» en picada constantemente. Europa, en la misma sintonía, con una merma significativa en su producción empresarial. Y qué decir de Alemania, el gigante con dudosas fortalezas, y de China, que da más sobresaltos que alegrías con su esquiva recuperación post-COVID.
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Queda patente que los recortes de producción parecen ser más un signo de preocupación por la «caída de la demanda» que una muestra de escasez de suministro. Lo más probable, y no hay que ser profeta para encaminarse en este pensamiento, es que los precios del petróleo disminuyan hacia los $70, quizás a los $60, antes que cierre el año.
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¿Y los inversores de a pie? Como siempre, todo se juega en sus decisiones dentro de este trapecio sin red del mercado. La incertidumbre y la recesión hacen parte del espectáculo global. Lo esencial, como siempre, será ajustar la estrategia, mantener el pulso firme, y no perder de vista los indicadores. Hoy, el petróleo tiene un matiz inquietante que podría deslizarse hacia tonos bajistas. Pero mantengan la calma, amigos, después de todo, el mundo gira, la economía sigue su curso y el mercado, siempre nos tiene reservadas sorpresas. No pasará mucho para nuestro próximo encuentro.
A pesar de los recientes titulares que prometen precios del petróleo de $100 por barril antes de que acabe el año, no podemos ignorar los factores bajistas que nos amenazan. Las cortes de OPEC+ tienen un lado oscuro; nos advierten de un menor suministro, que muchos interpretan como un pronóstico alcista, pero también indican preocupaciones sobre la débil demanda de petróleo y una posible caída en su consumo.
Con este panorama, ¿es realmente probable una suave recuperación de la economía global? Los indicadores responden unánimemente: Prepárate para lo peor. Es probable que veamos un descenso en los precios del petróleo, quizás hasta los bajos $70 o mediados $60 antes de que termine el año.
La escalada en los precios del petróleo no pasa inadvertida. Los titulares pronostican con entusiasmo un valor de $100 por barril antes de fin de año. Sin embargo, antes de unirse a esta ola de optimismo, debemos considerar un número importante de factores bajistas que podrían influir en la dirección opuesta.
En las recientes seis semanas, los precios del Brent y el WTI han subido un notable 154% y 182% respectivamente. Parte de este auge se atribuye al compromiso de la OPEC+ de reducir la producción, pero se debe tener precaución. Estos recortes son consecuencia de preocupaciones relacionadas con la débil demanda de petróleo; estamos caminando por una cuerda floja entre el optimismo y la realidad.
En resumen, el reciente auge en los precios del petróleo parece más un espejismo que una realidad sólida. No sería extraño ver el petróleo fluctuar hacia los $70 o incluso los $60 antes de despedir el año. Además, la posibilidad de un aterrizaje brusco para la economía mundial no puede descartarse. Podría ser, en efecto, un desplome, recordando que no todo lo que reluce es oro, aunque este sea negro y líquido.
La recuperación económica mundial que experimentamos, impulsando un alza en los precios del petróleo, puede ser engañosa. Asusta ver cómo el índice PMI no manufacturero en Estados Unidos ha bajado de los 53.9 puntos en mayo a 52.7 en junio. Un espeluznante recorrido descendente del PMI manufacturero evidencia ya nueve meses de caídas continuas. ¿Cuándo fue la última vez que vimos algo así? Durante la crisis financiera de 2008.
Como extra, el Índice Económico Líder (LEI) ha caído de 106.9 a 106.1 entre mayo y junio. Es un descenso pesimista que hemos estado lidiando durante los últimos 15 meses. Esto no lo vivíamos desde 2009.
Todo esto apunta a un entorno global de desaceleración económica global. ¿No deberíamos interpretar los recortes de producción de la OPEC+ como un miedo legítimo a una débil demanda de petróleo y no solo a una escasez de suministro de petróleo? Los futuros indican una tendencia bajista del petróleo que podría llevar los precios del petróleo a unos decepcionantes $70 a mediados de $60 antes de final de año. En esta economía global, las recesiones juegan por sus propias reglas. Así que no te dejes engañar por el reciente auge en el precio del petróleo.
Al examinar el panorama económico vigente, podemos sentirnos tentados a recibirlo con optimismo. Y es que los recortes de producción de la OPEP+a lo lejos suenan como un suave lamento de una lira en una ciudad en ruinas. No obstante, sería un error dejarse engañar por este espejismo tranquilizador y creernos invulnerables a una caída económica global. No podemos simplemente ignorar las señales de advertencia que emergen en el salvaje campo de batalla del mercado.
Es muy sencillo dejarse llevar por la ilusión cuando los precios del petróleo presentan una tendencia al alza, tranquilizando a los pesimistas y alimentando las esperanzas de aquellos que sueñan con un $100 por barril antes de que finalice el año 2023. Sin embargo, no podemos darle la espalda a aquellos factores bajistas que, aunque ocultos entre la euforia desbordante, continúan presentes.
Por lo tanto, inversores, les insto a mantenerse alerta y reconsiderar su próxima jugada. La economía es una arriesgada ruleta que puede sorprendernos con su siguiente giro.
El mercado del petróleo: Profecías, Realidades y Estrategias de Inversión
Estamos sin dudas, enfrentándonos a un periodo más de incertidumbre que de certezas. Consideremos el caso del turbulento mercado del petróleo: tenemos una demanda que en lugar de desbordar de entusiasmo, se refugia temerosa ante un futuro inseguro. Asistimos a cómo el «OPEC+» persiste en recortar su producción intentando ser la pauta dominante del mercado. Pero, irónicamente, las serpientes, protagonistas de ese viejo dicho, no se dejan fácilmente seducir.
Para entender cómo el «Impacto de los Informes de Empleo y Ganancias Corporativas en las Acciones» de EE.UU puede afectar los precios del petróleo, recomendamos leer nuestro artículo relacionado.
Fuente de la noticia: https://oilprice.com/Energy/Energy-General/Can-The-Current-Oil-Price-Rally-Really-Last.html