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Introducción
- Según los vaticinios, podemos esperar un incremento adicional del 0,25% antes de que nos despidamos del año en curso. ¿Cuándo podríamos avistar una bajada en estas tasas? Nos embargamos hacia 2024. Aunque la letra pequeña nos advierte que no será hasta 2026 cuando se estabilizarán al 2,9%, y eventualmente, llegarán a un 2,5%.
- Parafraseando a Karl Jacob, CEO de LoanSnap: «la época del endeudamiento económico ha expirado«. Si eres de los que acumula saldo mes tras mes, debes prepararte para ver cómo esas cifras en rojo se inflaman. A nuestros vecinos al otro lado del Atlántico siempre les ha gustado más el café que a nosotros, por lo que probablemente asuman el incremento de costos con una resignación variable.
- Si esta nueva realidad ha ensombrecido tu día, seguro que no eres el único, especialmente si cuentas con deudas de tarjetas de crédito o, lamentablemente, posees propiedades en territorio norteamericano, donde la vivienda es ahora menos asequible que durante el frenesí de Burbuja Inmobiliaria de 2008.
- Pero en toda situación hallamos luces y sombras. Hay quienes observan este escenario con un prisma positivo, augurando que los ahorradores podrían beneficiarse con tasas más altas. En resumen, un dilema financiero que amenizará las horas de un domingo de lluvia. ¿Te sientes preparado para esta travesía a bordo de la montaña rusa económica?
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El final del dinero barato
- Se plantea la pregunta: ¿qué implica la desaparición del dinero barato? Durante largos años, quienes requerían crédito contaban con el dinero asequible como un aliado eficaz para amortizar sus deudas. Con las bajas tasas de interés, los costes de los préstamos eran menores y más manejables. Pero, como buen drama, la trama ha dado un vuelco. El ascenso de estas tasas marca el fin de esta era dorada e inaugura un periodo que, aunque favorece a los ahorradores, también supone mayores costos para los deudores.
- El escenario económico es tan crítico que algunos augurios anuncian que las tasas de interés no serán reducidas hasta el 2024, cuando se sitúen en torno al 5,1%. Y se espera que para el 2026 disminuyan al 2,9% y se mantengan a largo plazo en un 2,5%.
- Por tanto, señores, el panorama económico amerita precaución, especialmente para aquellos que suelen recurrir a líneas de crédito para coches, tarjetas de crédito y préstamos hipotecarios. Las altas tasas de interés podrían suponer un gasto extra considerable. Además, la vivienda es menos asequible hoy que durante el auge de la burbuja inmobiliaria de 2008, gracias al incremento en las tasas de hipotecas en el último año.
- Las predicciones de expertos como Karl Jacob, CEO y fundador de LoanSnap, no son especialmente esperanzadoras para los fans del dinero asequible. Según él, es improbable una disminución sustancial de las tasas a corto plazo. Por tanto, inversor, parece que nuestra luna de miel con el dinero asequible llegó a su fin. Nos dirigimos hacia tiempos de compromiso con costes más elevados. Como buen jugador financiero, toca adaptarse. ¡Al toro!
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Políticas de tasas de interés a futuro
- Ha determinado que las tasas de interés estarán por las nubes durante un periodo que bien podría ser el argumento de una serie de Netflix basada en un futuro distópico.
- No hablo de semanas ni meses, sino de años, muchos años.
- «Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad» – Neil Armstrong
- El CEO y fundador de LoanSnap, Karl Jacob, reelabora este célebre anuncio a su manera argumentando que «el periodo de dinero asequible ha concluido».
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Impacto de la subida de tasas
- Repercusiones sobre las hipotecas y el mercado inmobiliario
La vivienda, que en otro tiempo representaba el salvamento financiero de múltiples hogares, se ha transformado en una enorme caja de Pandora que amenaza con liberar una serie de desafíos económicos. El alza en las tasas hipotecarias ha resultado en un acceso a la vivienda menos asequible que durante la cima de la burbuja inmobiliaria de 2008. Si en aquel entonces la adquisición de una casa ya era un calvario, ahora, con las altas tasas de interés, se ha convertido en un desafío titánico para muchos. - Deuda de tarjetas de crédito
La deuda originada por las tarjetas de crédito es otro eslabón vulnerable en esta cadena de ascensión de los tipos de interés. Se prevé que los estadounidenses que mantienen un balance de un mes a otro podrían acabar pagando centenas, e incluso miles de dólares de más. No, no estamos proponiendo lanzar una moneda al aire y confiar en la suerte… En este caso, las posibilidades están evidentemente en nuestra contra. -
Conclusiones y perspectivas
- No obstante, las malas nuevas no suman la totalidad. Según los presagios de aquellos oráculos financieros rutinarios, el Banco Central de los Estados Unidos potencialmente se abstendrá de una nueva reducción hasta que los Juegos Olímpicos de 2024 lleguen, momento en el que las tasas rondarán sobre el 5,1%. Si perteneces al grupo paciente, estás de suerte. Para 2026, las tasas podrían descender a un amigable 2,9% y permanecer a largo plazo en un soportable 2,5%.
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Este ajuste, amados lectores, no es meramente una renovación de etiquetas, se trata de un traslado de estantería donde las repercusiones podrían equivaler a cientos e incluso miles de dólares para cualquier ciudadano estadounidense promedio. Se avecina un adiós a los costos bajos de préstamos y un saludo a la realidad de tarifas de crédito para vivienda, vehículos ytarjetas de crédito.
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Si acaricias la idea de invertir en bienes raíces, sugiero que lo medites. La asequibilidad de la vivienda se percibe más como un mito dadas las circunstancias actuales, en comparación al pico Everest que resultó ser la burbuja inmobiliaria de 2008. Si cuentas con una tarjeta de crédito, las altas tasas no jugarán en tu favor.
En la reciente cumbre del selecto club con base en Washington, popularmente conocido como Reserva Federal norteamericana, se arribó a la conclusión de que era momento de despedir la era del crédito económico. ¿La causa? Para desentrañar este enigma económico nos embarcamos en el mundo de las tasas de interés, las cuales, en un vuelco inesperado para muchos, continuarán con su tendencia alcista un periodo razonable, fluctuando entre el 5,25% y el 5,5%. ¿Cifras que no hemos presenciado desde 2001? Así es, amigo lector.
Este galimatías numérico puede abrumar inicialmente, pero permíteme decodificarlo: las cervezas que tenías pensado abonar con crédito en el pub ahora tendrán un sobrecoste, y no nos referimos precisamente al de la propina.
Con estas noticias, levantamos la copa al ocaso de una era inusitada: la del dinero asequible. Brindamos por la despedida del aliado perpetuo del inversor y el enemigo de los ahorradores, nuestro fiel y efímero dinero barato. Anticipamos días de mayor rentabilidad para nuestros patrimonios y, cómo no, también de costes añadidos para los endeudados. ¿Preparados para lo que viene? ¡Adelante!
En la escena financiera, escasos sucesos generan tanta prevención y efecto dominó como las reuniones de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Es un teatro de la vida donde a menudo los papeles de malos y buenos se intercambian sin aviso. En la última junta, el tablero económico sufrió un impacto colosal para los habituados a amortizar deudas con dinero asequible. La Reserva Federal, en un movimiento estratégico, mantuvo las tasas altas y, como guinda del pastel, anunció que esta será la modalidad por un período extenso.
Reserva Federal, parece que ha decidido agriarnos el café manteniendo las tasas de interés elevadas.
Para aquellos que andan un poco perdidos en el maravilloso mundo de las finanzas, voy a poneros en situación. La Reserva Federal, o FED como comúnmente se conoce, ha puesto navajas a su política de dinero ultra barato, dejándonos a todos, literalmente, con cara de pez luna.
Las actuales tasas, paseándose entre el 5,25% y el 5,5%, ya nos parecían estar en lo más alto del Everest, pero resulta que la FED, con su sabiduría inescrutable, baraja la posibilidad de subir eso un 0,25% antes de que despidamos el 2023. Y no creáis que en 2024 podréis respirar tranquilos, las expectativas apuntan a que se mantendrán en torno al 5,1%.
¿Oído, cocina? ¿Van a exprimir más este limón? Por supuesto. Hacia 2026, las tasas tocarán suelo en el 2,9% y a largo plazo se quedarán en un 2,5%. Todo un alivio, ¿no te parece?
Para que te hagas una idea, estarás soltando más pasta que antes, estamos hablando de cientos, incluso miles de dólares adicionales, especialmente si estás pensando en pedir un préstamo para casa o coche.
Un desenlace nada agradable para nuestra economía, que ve cómo se asienta la amenaza de una subida imparable de las tasas. En resumen, si tenías algún plan de inversión a futuro, ve preparándote mentalmente para armarte de paciencia, las bajas tasas empiezan a sonar a cuento de hadas en el corto plazo.
En esta etapa de acceso sencillo al crédito, hemos adquirido la costumbre de endeudarnos sin meditar demasiado las secuelas a largo alcance. Hoy en día, el panorama ha mutado y el adagio «en medida de lo posible, nada debes» cobra total sentido. Con los tipos de interés alcanzando su cima desde 2001, los ahorradores llevan la mejor parte, pero aquellos que chapotean en un océano de préstamos tienen que hacer frente a crecientes corrientes.
En este escenario de elevados intereses, algunos sectores de la economía se ven directamente impactados, especialmente aquellos ligados a la deuda. Las más afectadas son las líneas de crédito, los préstamos automovilísticos y las tarjetas de crédito.
Pero esto, ¿significa que debemos escondernos bajo las cobijas esperando que la tormenta amaine? Para nada. En circunstancias como estas, resulta fundamental contar con un plan financiero robusto y buscar asesoría de ser necesario. En el largo plazo, un buen plan de inversión puede ser nuestro mejor resguardo para estos tiempos de incertidumbre financiera.
En pocas palabras, estamos presenciando el fin de la era del dinero ultra barato. Sin embargo, como buenos aventureros de las finanzas, debemos estar listos para cabalgar las olas, por altas que estas sean. Y recuerda, lo esencial no es evitar la caída, sino saber cómo levantarte. Hasta la próxima, corsarios de las finanzas.
En el ajedrez económico global, las tasas de interés ocupan la posición del rey, cuyos movimientos desencadenan efectos significativos. Pues bien, parece que esta figura regia ha decidido tomar auge y emprender vuelo hacia territorios más altos. Las épocas de un dinero ultra barato llegaron a su fin, o, para decirlo en términos financieros, el cierre de la era de la deuda asequible se ha declarado.
Preservar las tasas de interés en un nivel cercano al 5,5% puede no generar shock hasta que alcanzas la percepción de que no hemos presenciado un porcentaje parecido desde que Frodo lanzó el anillo al Monte Destino; es decir, desde 2001. Y, si se busca añadir un toque de intriga, no descartemos una nueva elevación del 0,25% antes de abrir la botella de champán para recibir al año venidero.
Karl Jacob, el fundador y director ejecutivo de LoanSnap, asegura que la era de deuda barata ha concluido. Basándose en la resolución de la Reserva Federal de sostener las tasas en su sitio, el retorno del dinero a precios accesibles no parece muy probable.
Así pues, estimado lector, bienvenido al renovado pero no tan novedoso escenario de la economía, donde las elevadas tasas de interés definirán el ritmo de nuestro baile financiero. Todo cambia, y la economía, como el agua, ya no será barata. Aunque, para los ahorradores diligentes, la perspectiva de aguas hirvientes podría resultar apetecible. Para el resto, será necesario acomodarse a la nueva problemática de inmersión financiera.
Fuente de la noticia: https://www.foxbusiness.com/economy/high-interest-rates-could-be-new-reality-americans