-
Introducción
- A pesar de que la inflación en julio mostró un retroceso, aterrizando en un moderado 6.8%, su versión desprovista de elementos volátiles -la inflación subyacente que excluye energía, alimentos, alcohol y tabaco- sigue en pie en un sólido 6.9%. Un panorama que, detrás de su tranquilidad visible, oculta una astuta resolución.
- Este juego de ajedrez financiero se ha ejecutado mediante una reducción en los precios de gas y electricidad en contraposición a un aumento controlado en los precios de los alimentos. Se presiente igualmente el impacto del crecimiento salarial, mostrando un robusto 7.8% anual en el trimestre anterior a junio. Aquí puedes leer sobre como la política de precios puede afectar a la economía de un país.
-
Y es que, en esta trama financiera, el desempleo no sancocha a la sombra. En junio, ascendió a un tautológico 4.2%. Así pues, los consumidores continúan lidiando en el punto de mira, combativos frente a precios desorbitados en los alimentos y una inflación primordial que se mantiene en escena con firmereza.
-
Tasas de interés actuales
- No es, sin embargo, una sencilla escalada de tasas de interés lo que tenemos delante. Es un complejo juego de ajedrez ejecutado por el Banco de Inglaterra para mantener a raya a la inflación. Y en ese complicado tablero, el costo de los alimentos y la inflación subyacente siguen firmes, dejándonos en clara expectativa de futuras subidas de las tasas de interés.
-
Incluir en la lista tiene otro desafío. Los salarios, que registran un alza anual del 7.8% en los últimos tres meses hasta junio, superando registros desde que se empezó a medir en 2001.
-
El futuro parece tomar los tintes de esos grandes drama financieros que nos cuentan las películas. Con una tasa de desempleo que subió al 4.2% en junio, los consumidores enfrentan una dura realidad con los altos precios de los alimentos y la inflación núcleo como actores principales.
-
Estado actual de la inflación
- En cuanto a las destacables fuentes de presión inflacionaria, es preciso señalar la disminución de los precios del gas y la electricidad, que impactaron en los cambios en las tasas anuales del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Por otro lado, los precios alimentarios subieron, aunque a un ritmo menor respecto al mismo periodo del año anterior.
-
El crecimiento salarial, pese a continuar siendo un motivo de preocupación para los políticos por su carácter inflacionista, evidenció un crecimiento anual del 7.8% sin contar bonos. No obstante, a pesar de este significativo progreso, el incremento salarial permanece debajo de la inflación, que se ubicó en un 7.9% en junio.
-
Tasa de desempleo y su relación con la inflación
- Pero antes de ceder al pesimismo desmedido y sacar los pañuelos luctuosos ante la palabra «desempleo«, conviene atender a ciertos matices. Este cambio de coyuntura va de la mano de una recesión en la demanda laboral, lo que invita a pensar que no son tanto trabajadores sin empleo, como una economía que busca acomodarse a un esquema de empleabilidad más acorde con las actuales tasas de inflación.
-
Y he aquí la mencionada palabra con I’. Aunque la inflación mostró un enfriamiento hasta el 6.8% en julio, su variante núcleo -que excluye precios sujetos a volatilidad como energía, alimentos, alcohol y tabaco- se mantiene firme, por llamarlo de alguna manera, en un 6.9%. Desde luego, firme’ no es un adjetivo que se recibe con alegría cuando hablamos de inflación. Pero, si algo nos demuestran estos guarismos, es que la inflación básica y desempleo son dos apellidos que bailan compulsivamente un tango numérico entre apagones y gasolineras.
-
En medio de este equilibrio precario toma protagonismo el crecimiento salarial. Con un incremento del 7.8% anual durante los tres últimos meses hasta junio, este índice celebra su ritmo más frenético desde que nos pusimos a contar en 2001. Ahora bien, sería esa victoria dulce si no fuese porque todavía queda por debajo de la inflación, que en junio se apuntó un 7.9%.
-
Así las cosas, pese al desaliento que genera un incremento en el índice de desempleo y su presagio desolador para el mercado laboral, quizá sea un aguijón para que la economía se reacomode. En lo referente a la inflación, a pesar de su aparente tímida retirada, los altos precios en la alimentación, junto con la tenacidad de la inflación núcleo, siguen mordiendo el bolsillo de los consumidores. Por ello, no debería extrañarnos si el Banco de Inglaterra decide ajustar las tuercas de las tasas de interés en la próxima estación.
-
Posibles próximas acciones del Banco de Inglaterra
- En esta jungla monetaria, la tasa de desempleo tantea la cúspide con un 4.2% en junio, actuando como una palpitante vena en la sien del trabajador. Además, el crecimiento salarial se dispara un 7.8%, una cifra récord desde que se inició este tipo de documentación en 2001.
-
La disminución de la inflación nos sorprende como un resfriado estival, mientras los consumidores chocan con los exorbitantes precios de la cesta de la compra y una rebelde inflación subyacente. Es como aquel sujeto del quinto piso que siempre nos sustrae el ascensor a nuestra llegada.
-
En este sainete monetario, donde la economía parece reñir más manos de póquer que en un casino de Las Vegas, se anticipa que el Banco de Inglaterra, el crupier de turno, acentúe los incrementos de las tasas de interés. Pretenden silenciar la estampida inflacionaria, sin saber si apostaremos al ganador o nos quedaremos sin fichas. Porque, ¿a quién no le place plantarse ante «un buen juego de póquer económico»? Sólo queda esperar que el crupier de la economía británica no nos remita a la bancarrota.
-
Conclusión
- ¿Estamos navegando por buen puerto? Todo indica que la inflación núcleo, más sólida que un lord inglés tomando té, dice que sí, manteniéndose en un 6.9%. Sin embargo, el aumento de los salarios, como lluvia sobre este paraguas financiero, se perfila como un obstáculo. Un crecimiento del 7.8% anual hasta junio podría poner incómodo al propio Banco de Inglaterra. Un crecimiento registrado como el mayor desde 2001.
- Es importante tener en cuenta los precios aún altos de los alimentos y la austera inflación subyacente. Esto justifica que el Banco de Inglaterra planee una subida de las tasas de interés para poner riendas a esta locura inflacionaria. Al igual que los británicos siempre llevan un paraguas como medida de precaución, estar listos para más incrementos de tasas de interés próximamente, es tener una visión realista de este panorama incierto.
- En relación al desempleo, este también está en la partida. Una tasa de desempleo del 4.2% en junio enciende luces de alerta en un espacio que, hasta ahora, se veía dominado por el ambiente inversor. Con el clima británico, se muestra adverso a pronósticos.
El Banco de Inglaterra ha adoptado un papel protagonista en el juego financiero, imponiendo incrementos en las tasas de interés como si fuese su disciplina preferida. En agosto, selló su decimocuarta subida continua, alcanzando un mareante pico de un 5,25%, una cifra no vista en una década y media.
Los observadores del panorama financiero pronostican un escenario en el que el Banco de Inglaterra no aflojará el ritmo, sigue subiendo las tasas de interés. La finalidad es poner en jaque a la inflación. Entretanto, aquellos de nosotros que movemos con cifras y tasas de interés a diario, nos mantenemos alerta, con una taza de café en la mano, y seguimos de cerca este singular partido numérico.
Que continúe el juego.
La escena financiera británica es hoy una auténtica ruleta rusa en la que se mueve, desafiante y decidido, el Banco de Inglaterra. Es el pasado mes de agosto cuando este decide subir la apuesta con un incremento de las tasas de interés, marcando así su decimocuarto ascenso continuado.
Te lo contamos, apreciado lector, porque íbamos camino de olvidarlo: un auge hasta el 5.25%, una maniobra financiera que no se veía desde hace más de un lustro. Mientras tanto, la inflación, ese fantasma que nos causa tanto desasosiego, persiste en alterar la estabilidad, alcanzando un 6.8% en julio. Y ya que hablamos de inflación, su versión núcleo -esa algo más dócil que excluye energía, alimentos, alcohol y tabaco- parece decidida a mantenerse en el 6.9%, una terquedad que supone un alivio al no añadir incrementos exorbitantes en los precios de la energía y los precios de los alimentos.
Por tanto, estimado lector, te contamos lo que muchos aún no quieren escuchar: la incertidumbre domina el panorama económico. El Banco de Inglaterra podría verse obligado a implementar nuevos incrementos en las tasas de interés para controlar la inflación. Permaneceremos atentos a este vertiginoso viaje por las montañas rusas de las finanzas actuales.
Este análisis del Banco de Inglaterra y su política monetaria se encuentra en una línea similar a lo sucedido en otros países. Por ejemplo, te invitamos a leer nuestro análisis sobre la Deflación en China y sus consecuencias económicas.
En julio, el Reino Unido experimentó un descenso notable en su tasa de inflación, registrándose en un 6.8% anual, frente al pronóstico anterior del 7.9% que se apreció en junio. Comparativamente mensual, la inflación disminuyó un 0.4%, prácticamente en línea con las expectativas de -0.5%.
Sin embargo, la inflación núcleo, que excluye los elementos volátiles de energía, alimentos, alcohol y tabaco, se mantuvo firme en un 6.9%, ligeramente superior a las proyecciones del 6.8%. Esta persistencia de una tasa robusta puede suponer un desafío para el Banco de Inglaterra.
En conclusión, si bien la caída de la inflación es un dato positivo, los consumidores encaran todavía altos precios alimentarios y una inflación núcleo sólida. En este escenario, el Banco de Inglaterra parece abocado a mantener su curso de incremento de las tasas de interés para reforzar su lucha contra la inflación.
El incremento en las tasas de interés del Banco de Inglaterra, que parecen no conocer fin, ha tomado a los consumidores desprevenidos por decimocuarta vez en línea. Este panorama añade un ingrediente más a la coctelera económica, agua a los molinos de la inflación, mientras deja atrás el carromato del desempleo. Entre ambas márgenes, el índice de desempleo tocó el 4.2% el pasado junio, alcanzando una cifra no vista desde octubre de 2021.
El Banco de Inglaterra parece haber entrado a un spa financiero. Con una tasa de interés que no se vislumbraba desde hace 15 años, y situándola en un jugoso 5.25%, uno podría imaginar que este wellness llamado economía tendría un giro de tuerca. Pero, ¡ojo! A pesar de que los precios del gas y la electricidad nos revelan una aparente calma, el plato del día presenta altos precios de los alimentos y una incómoda inflación del 6.9%.
Debido a estas condiciones los créditos se han convertido en un respiro para muchos, sin embargo, debemos ser cuidadosos. Les invitamos a leer nuestro artículo: «Deuda récord en tarjetas de crédito en EE.UU: Impacto e ideas para afrontarlo».
Banco de Inglaterra ha impuesto un reciente incremento en las tasas de interés, que suma catorce en fila, dejando un panorama con una inflación discretamente apaciguada y un crecimiento en el desempleo del país. Al igual que en un match de cricket, las repercusiones son variadas.
Por todo ello, «la crisis del costo de vida está lejos de terminar», asevera con una dosis de realismo Jeremy Hunt, ministro de finanzas. Por lo tanto, aferrarse a sus tazas de té, este viaje financiero aún tiene diversos giros que dar. Y, como es bien sabido, en el mundo financiero, «lo mejor viene a quienes saben esperar».
Fuente de la noticia: https://www.cnbc.com/2023/08/16/uk-headline-inflation-rate-drops-sharply-to-6point8percent-in-july-in-line-with-expectations.html